MOVIMIENTO MACROREGIONAL DEL CUSCO
PROYECTO PUEBLO
Construyendo una alternativa desde el pueblo

martes, 21 de octubre de 2008

Entre la Reinvención de la política en América Latina y la hegemonía neoliberal en el Perú.

Entre la Reinvención de la política en América Latina y la hegemonía neoliberal en el Perú.

Álvaro campana Ocampo
Miembro del Programa Democracia
y Transformación Global

Presentación:

Los días 21, 22 y 23 de Noviembre en el Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, la popular Casona del Parque Universitario, se realizó el II Foro de Democratización Global organizado por el Programa Democracia y Transformación Global y el Ier taller sobre movimientos sociales y política con la presencia de compañeros activistas e intelectuales de diversos países de Nuestra América, así como militantes de diversas organizaciones sociales de nuestro país. Este texto no pretende ser una crónica de estas actividades sino más bien plantear algunas reflexiones que nos propiciaron estas jornadas tan estimulantes. En el intentaremos sacar algunas lecciones de cara a la aún persistente hegemonía del neoliberalismo en el Perú y la emergencia de nuevos actores sociales, a los que consideramos parte de la familia de los nuevos movimientos sociales.

Elementos que permitieron la hegemonía neoliberal en el Perú

Es fundamental plantear algunos elementos que permitieron la hegemonía neoliberal, no sin antes dejar en claro que estos se inscriben en un contexto de profundas transformaciones en el mundo que fueron definidas por el presidente Correa (del Ecuador) no como una época de cambios, sino como un cambio de época. Estos elementos concluyeron en un hecho fundamental: la derrota de los diversos proyectos populares, la destrucción de las formas organizativas del campo popular, la instauración de un régimen dictatorial que impuso las reformas neoliberales.

Procesos internos fundamentales, que nos acercan a la tesis de Naomi Klein presentadas en su libro reciente “La Doctrina del Schock” que nos permite tener una mirada distinta del proceso peruano: la generación de un escenario de miedo, violencia e incertidumbre económica y social que hace posible reducir la resistencia, y someter a los pueblos para imponer el modelo neoliberal. Más allá de sus particularidades, como el accionar funcional de Sendero Luminoso a esta estrategia, este elemento se repite en diversos escenarios en los que se ha implantado el neoliberalismo.

Así es, como fue posible reorganizar la sociedad, en función de las nuevas formas de acumulación y poder:
a) Destruyendo las organizaciones sociales constituidas sobre la base de otro modelo de acumulación (industrialización por sustitución de importaciones), o estableciendo una crisis permanente de las mismas hasta hoy (sin que con esto le quitemos la responsabilidad a sus conducciones)
b) Derrota política y cultural de los proyectos populares produciéndose un enganche en las tradiciones autoritarias y “criollas” con la lógica neoliberal, así como la transformación de la noción de “pueblo” desplazando el sujeto emprendedor (supuestamente en el marco de un “capitalismo popular”) al sujeto trabajador;
c) Construcción de una cultura conservadora dentro de lo que Boaventura de Sousa llama “Fascismo social”.

Esto nos lleva a tomar en consideración la caracterización que Sonia Álvarez del neoliberalismo: que más allá de un proyecto económico es uno político cultural. O lo que permanentemente nos recordó en sus intervenciones Ezequiel Adamovski, el carácter biopolítico del capitalismo en esta nueva época. O cómo diría el viejo Marx la subsunción real del conjunto de la vida a la lógica del Capital.

La creciente impugnación del capitalismo neoliberal en el Perú

Luego de haber atravesado esta etapa de reorganización social, asistimos a una creciente impugnación del neoliberalismo en el Perú, de la mano aunque con retraso respecto de lo que acontece en el continente y en el mundo. Estamos viviendo una reestructuración de los lazos sociales, una reestructuración social que empieza a plantear con cada vez mayor fuerza resistencias y conflictos. ¿Son estos conflictos y resistencias idénticos a los de las décadas pasadas? ¿Pueden ser nuestros proyectos los mismos? ¿Podemos pensar la política desde las mismas coordenadas?

Aquí algunas pistas: Aníbal Quijano nos planteó un elemento fundamental a considerar: la impugnación al capitalismo se está dando en el subcontinente en el que como proceso de la modernidad, éste se construyó sobre la base de lo que denomina la “colonialidad del poder”, que es su otra cara y que fue el sustento de la dominación civilizatoria del capitalismo y del occidente sobre los pueblos vencidos, clasificados desde entonces como pueblos de “razas inferiores”. En este sentido, es América Latina uno de los escenarios donde se libra una lucha por redefinir esta relación colonial, y por tanto el capitalismo y la modernidad misma. De ahí el carácter fundamental de las luchas de los pueblos indígenas.

Por otra parte, encontramos la emergencia de conflictos biopolíticos: es decir no sólo centrados en la democratización u opresión alrededor de la autoridad o institucionalidad política, o del trabajo y su sentido, sino del conjunto de dimensiones de la vida: el trabajo, el género, la cultura. De ahí la emergencia de organizaciones (¿movimientos sociales?) que antagonizan radicalmente todas las relaciones de poder que son articuladas además por el capitalismo.

En nuestro país asistimos a la lucha por defender territorios donde se asientan milenarias experiencias culturales y sociales, en los que están en juego la identidad, formas de vida, el medio de vida, ideas de desarrollo: la lucha contra la minería, el cuestionamiento a la forma de desarrollo que propone y que incluye un desarraigo creciente. La lucha de los cocaleros, pueblos obligados a colonizar la amazonía ante la primacía de modelos expoliadores que no toman en consideración la agricultura, la soberanía alimentaria, el derecho de miles de peruanos a tener una vida digna. Estas organizaciones no sólo se enfrentan a la represión del gobierno peruano, a la criminalización de sus formas de supervivencia, sino que se hallan en el escenario principal en el que el imperio norteamericano pretende tener control militar y económico: la amazonía. Son conflictos que por un lado tocan los ámbitos más cotidianos de la gente a la vez que tienen repercusiones de alcance global.

Finalmente, asistimos a la emergencia de fenómenos político electorales en el continente que se proponen la refundación de los países desde los propios Estados. Aunque con matices, hemos sido testigos de la conformación de mayorías electorales que cuestionan el neoliberalismo. En el Perú ha venido ocurriendo lo mismo.

Los retos que se abren y el papel de los “movimientos sociales”.

En medio de la aún vigente hegemonía neoliberal, y las políticas crecientemente criminalizadoras de las protestas y de las luchas populares, sobre lo que no abundaremos, y que son en realidad y con diversos pretextos un modelo dentro de los países más conservadores de América Latina como México o Colombia e incluso Brasil, lo que está en juego son tendencias sociales más amplias en las que se van constituyendo nuevas mayorías sociales y políticas que cuestionan el neoliberalismo. Estas han encontrado una forma de expresión fundamental a través de los procesos electorales en primer lugar.

¿Qué papel cumplen en esto los llamados movimientos sociales? Consideramos que estos, como los entendemos, como organizaciones sociales que empiezan a afrontar las contradicciones biopolíticas y a desplegar capacidades transformadoras, tienen un carácter estratégico para la construcción de alternativas de vida al capitalismo, y se constituyen en actores importantes para avanzar en procesos de democratización sustanciales en las diversas esferas de la vida y de sus expresiones institucionales. Los movimientos sociales son la “masa activa” en la que no sólo se ha construido el consenso, sino que son “maquinas de liberación”. Deben tener ellos un papel autónomo más no autista respecto a la política estatal y partidaria pues a partir de ellos será posible construir nuevas prácticas radicales.

Una de las discusiones que atravesó el foro y el taller fue esta relación entre la política estatal e institucionalizada y los movimientos, como situación además permanentemente problemática. Frente a esto se plantearon diversas alternativas que van desde la apropiación de los espacios de participación institucionalizados, por la creación de espacios institucionales no estatales, hasta la posibilidad de apropiación del Estado como lo plantea Boavnetura de Sousa convirtiéndolos en espacios no estatales, en novísimos movimientos sociales.

Poder constituyente y poder constituido

Las nociones de poder constituyente y poder constituido pueden servirnos para plantear esta relación si es que comprendemos que la política – de los movimientos sociales, la política que a nosotros nos interesaría- es esa capacidad de ir permanentemente más allá de los límites establecidos como nos explicara Graciela Di marco, un cuestionamiento de los límites y de las naturalizaciones como lo propone Pizzorno (que ha tenido a uno de sus más radicales protagonistas al movimiento feminista). Poder constituyente por su movimiento incesante de construcción y afirmación de otras formas de vida, de transformación de las relaciones sociales, de construcción de nuevos órdenes y formas de organización social que no pueden congelarse en una fórmula.

Este poder constituyente tiene una contracara que es el poder constituido, el momento en que las relaciones sociales y el orden cristalizan en instituciones, normas, ordenamientos. Si creemos que es el ser humano el que instituye estas normas, que no las hay naturales, entonces llegamos a la idea de que el poder constituido no hace sino expresar de manera limitada la potencia del poder constituyente y las correlaciones de fuerzas que se establecen en la sociedad. De ahí la importancia de la autonomía de los movimientos sociales frente al Estado y los partidos que son intermediarios con este y que se mueven bajo otras lógicas, lo que no quiere decir que no tengan relación. Todo lo contrario. Más bien se plantea la necesidad de articularlas en un todo que pueda cuestionar el sistema en su conjunto para no ser expropiadas en las lógicas hegemónicas y enfrentar la tarea de la “gestión global de lo social”

Retos a afrontar

En principio los movimientos sociales deben plantearse una “política integral”, planteársela desde la biopolítica, es decir en cuestionamiento y búsqueda de democratización en todas las esferas de la vida. La política de los movimientos debe ser cultural en el más amplio sentido del término, social, política, económico-productiva.

En este sentido, es crucial superar la cultura reivindicacionista, radical economicista de nuestra cultura política, que paradójicamente se vuelve confrontacional pero no antagonista agotando rápidamente la energía de las acciones de los movimientos sociales. Se debe avanzar hacia la participación de los movimientos y organizaciones sociales en la elaboración de propuestas programáticas pero además en prácticas prefigurativas, es decir constituyentes: se trata de construir aquí y ahora esa otra sociedad de la que hablamos.

Debemos avanzar a la articulación de todas las luchas para que no se pierdan en la dispersión y en la cooptación del poder, sin que estas pierdan la riqueza que les da su especificidad. Es preciso avanzar a la conformación de bloques sociales, políticos, culturales en los que se debe reconocer la multiplicidad de las luchas y la inexistencia de un sujeto privilegiado de la transformación social. En este sentido deben ser inclusivos con las diversas luchas y profundamente democráticos.

Asumimos que sus tareas son la construcción de una contrahegemonía que parta por la reforma moral, intelectual, de sentidos y símbolos de las que habla Gramsci. De la transformación de las relaciones sociales, de la necesidad de multiplicar prácticas de construcción y de resistencia, de acumulación de fuerzas que disputen a las fuerzas hegemónicas alternativas a lo existente.

Finalmente creemos que deben tanto construir sus propios espacios institucionales al margen del Estado, como disputar los espacios institucionales y los espacios de participación que propone el Estado. Desde los Frentes de Defensa, pasando por los municipios y sus instancias de participación, hasta el ejercicio del gobierno nacional pueden ser espacios de disputa y de ejercicio de un poder alternativo que despliegue las fuerzas del poder constituyente y cristalización de nuevas relaciones sociales.

Sin embargo quedan aún muchas cosas por discutir como por ejemplo el dilema de construir herramientas político electorales, las vías electorales que nos puedan llevar a la refundación del Estado como se está planteando en otros lugares del continente, la necesidad de comprender que la lógica Estatal, es la lógica del poder, del control, y que por más progresista que sea el gobierno pronto se encontrará en la constradicción de atender a las políticas de Estado y las políticas destituyentes y constituyentes por lo que la autonomía y fortalecimiento de los movimientos es una tarea fundamental.

Limitaciones de nuestras organizaciones sociales

Es necesario empezar por la discusión que hay en el Perú acerca de si existen estos nuevos movimientos sociales. Nosotros creemos que lo que está ocurriendo es su emergencia en el Perú, y que obviamente tiene sus características específicas. A partir de esto, lo que creemos que son las limitaciones de estos nuestros movimientos sociales en ciernes es:

- Ausencia de cuadros, hubo no sólo una crisis de la política anterior, sino una profunda despolitización que no ha permitido una comunicación de las anteriores experiencias y sus aportes y la inexistencia de una militancia con experiencia, herramientas metodológicas, etc.
- Ante el aislamiento de las fuerzas populares, se exacerban los vicios de nuestra cultura política: tendencia a la fragmentación, a la sobreideologización y por lo tanto al sectarismo, a la autocomplaciencia alejada del conjunto del movimiento popular, la tendencia al confrontacionismo pero anclado en luchas fundamentalmente reivindicativas, economicistas y hasta corporativas.
- Aislamiento y desconexión de las luchas globales y continentales, una gran incomunicación con otros procesos.

Tareas urgentes:

- Propiciar encuentros, para articular las luchas estableciendo formas de “traducción” entre las diversas experiencias. A partir de estos desarrollar campañas conjuntas.
- Desarrollar espacios de formación y debate permanentes de manera conjunta.
- Ser creativos organizativamente como en el desarrollo de estrategias.
- Combinar luchas reivindicativas y programáticas con las l{ogicas prefigurativas.
- Conectar las luchas locales y nacionales con las luchas continetales y globales.
- Avanzar en la discusión y construcción de nuevas prácticas y de una nueva cultura política.
- Desarrollar experiencias de educación, proyectos productivos y economía social, de comunicación alternativa.

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