MOVIMIENTO MACROREGIONAL DEL CUSCO
PROYECTO PUEBLO
Construyendo una alternativa desde el pueblo

viernes, 5 de diciembre de 2008

PROPUESTA DE DOCUMENTO DE IDEARIO, PROGRAMA Y ESTRATEGIA DE PROYECTO PUEBLO

PRESENTACIÓN:


Ante la ausencia de una alternativa, de un proyecto popular para construir una sociedad radicalmente democrática, con justicia social, intercultural, soberana; convencidos de la necesidad de cumplir con la tarea de refundar la política, entendiéndola como la multiplicación del poder del pueblo y su ejercicio soberano para decidir sobre su destino y vivir con dignidad; asumimos la tarea de construir una alternativa popular, un proyecto desde el pueblo.

Un solo proyecto hay en carrera ahora en el país: el proyecto excluyente, autoritario, antipopular de las clases dominantes que ha tomado el nombre de neoliberalismo. Con la derrota y fracaso de los proyectos populares de fines de los años ochenta y los efectos de la guerra interna, en el Perú se implementó de la mano de la nueva mundialización capitalista, un modelo de país al servicio de los grupos de poder de la burguesía transnacionalizada.

Esto empieza a cambiar con el rearme político y teórico de los dominados. A lo largo y ancho de la escena mundial contemporánea, existen resistencias expresadas en nuestro continente en potentes movimientos sociales y gobiernos populares que han logrado generar espacios para la construcción de alternativas que aparecen como una superación de los viejos proyectos del campo popular, recogiendo las tradiciones libertarias que aporta la tradición indígena, el marxismo latinoamericano, la filosofía y teología de la liberación, el liberalismo republicano y el nacionalismo antiimperialista y latinoamericanista, sin encerrarse en dogmas, asumiendo además las luchas ecologistas, de género, de identidad cultural, etc, teniendo entre sus orientaciones:

la exigencia de construir una democracia sustantiva, real; de asumir los proyectos populares como fundamentalmente libertarios y como apuesta por destruir todas la formas de opresión en lo político, en lo cultural, en lo social, en lo económico; de considerar, en este sentido, la reivindicación de los pueblos originarios y sus derechos colectivos como base fundamental de la refundación de nuestros países; la urgencia de construir un orden global multipolar, con pueblos, países soberanos democrático y solidario; de asumir como plan mínimo la lucha contra el neoliberalismo y como plan máximo la superación no sólo de un modo de producción sino del capitalismo como modelo civilizatorio que ha deshumanizado y mercantilizado el conjunto de la vida, que exacerba la violencia, destruye la diversidad cultural y nos ha puesto al borde de la destrucción de la naturaleza, nuestro cuerpo orgánico, nuestra madre.

En medio de la crisis económica y política que hoy sacude al mundo, con un modelo de vida depredador, violento e irracional apostamos a construir una propuesta que parta de nuestras raíces, recoja lo mejor de nuestra experiencia histórica y recupere lo mejor de los sueños y luchas de la humanidad. Nos asumimos como una parte más de ese torrente en el que deben confluir diversas fuerzas que den forma a una mayoría social y política que hagan posible cambios de fondo en el país, abra un nuevo curso histórico, construyendo así una patria para todos y todas.

Proyecto Pueblo surge del convencimiento de que es necesario construir un proyecto popular amplio, integral que se constituya en un bloque político, social y cultural que recoja los anhelos de las grandes mayorías de nuestro país, articulando sobre la base del respeto a la autonomía, la defensa y promoción de la diversidad, el rescate de nuestras tradiciones culturales, las formas de organización democráticas y horizontales, y la apuesta de desarrollar una política más allá de los espacios de nuestro limitado sistema político, que sea el despliegue las capacidades creativas y constructoras de nuestro pueblo que en los diferentes ámbitos de la vida va construyendo en el aquí y ahora el poder del pueblo y experiencias que son alternativas económicas, culturales, sociales, de sociabilidad concretas que van constituyéndose en la base de una sociedad.

Sin embargo, Proyecto Pueblo como organización, es simplemente un instrumento construido para aportar en esa perspectiva amplia e integral, pero también desde su propia especificidad. Proyecto Pueblo pretende constituirse en un instrumento político-institucional de ese bloque popular que sirve para disputar el espacio institucional desde lo local y lo regional, proponiendo, sobre la base de un horizonte compartido (un ideario), en base a una articulación programática, un gobierno popular. En este sentido su tarea es constituirse en una alternativa de gobierno, articulando las demandas sociales y culturales, y ser expresión de la construcción de una hegemonía alternativa que apuesta por la democratización de las relaciones sociales en todas sus dimensiones.

Es pues una apuesta que agrupa a militantes populares, dirigentes barriales, trabajadores, campesinos e indígenas, mujeres, activistas políticos y culturales que, desde diversas experiencias confluimos en un espacio para potenciar y compartir nuestras luchas, sin abandonar sus contenidos estratégicos específicos. La disputa política institucional es fundamental para concretar un proyecto popular de cambio de nuestra sociedad, el movimiento popular necesita del ejercicio de gestiones orientadas a fortalecer el avance de sus luchas, de sus experiencias alternativas y el ejercicio y ampliación del poder popular. Sin embargo, no se agota en ella, pues el poder constituido debe ser permanentemente rediseñado por ese poder constituyente que sólo ejerce y reside en el mismo pueblo.

NUESTRO IDEARIO :

Movimiento Macro-regional Proyecto Pueblo


( Nota: Un “ideario”, a diferencia de una “ideología”, no es un conjunto de ideas sistemáticas y cerradas, es más bien un conjunto de ideas, sueños, anhelos, deseos que se proyectan hacía el futuro de manera abierta y constituyen las piedras de nuestras utopías, de nuestro mito, de nuestros sentimientos, de nuestra identidad, de nuestra mística que se presentan como exigencias a ser planteadas y permanentemente discutidas, como orientaciones propias de la imaginación y la creatividad que partiendo de la realidad la cuestionan abriendo nuevos derroteros superándola.
Sin embargo, esto no quiere decir que no opere en la realidad material, son estos “horizontes de sentido” más bien los que orientan nuestro quehacer concreto, nuestros principios y exigencias estratégicas, nuestros lineamientos programáticos, nuestras luchas concretas y cotidianas. Si alguna derrota han sufrido las apuestas libertarias en nuestra reciente historia, ésta ha sido resultado de la captura del imaginario, de las subjetividades por el horizonte de sentido producido por la civilización capitalista.)


Las cusqueñas y cusqueños, las mujeres y hombres andinos, las peruanas y peruanos, los latinoamericanos, conformamos pueblos que sueñan su futuro, que de a poco retoman su destino inspirados en el legado de su historia, que pisan firme sobre la tierra y empiezan a asumir su herencia para construir a partir de ella su presente y su futuro.

Es precisamente desde el Cusco milenario, síntesis del esfuerzo civilizatorio del hombre y la mujer andinos, infundidos por ese legado ancestral de Pachacutec Inca, por la dignidad y el afán libertario de Túpac Amaru y Micaela Bastidas, por los runas, trabajadores y mujeres que día a día generan la riqueza social y hacen posible la vida a pesar de la opresión, donde hoy, en medio de la mundialización neoliberal, se constituye un espacio más de confluencia para construir alternativas civilizatorias a este modelo de vida depredador, violento e irracional que nos impone el capitalismo.

Justamente, recuperando esa sabiduría que se halla en nuestras raíces, es que consideramos que debemos construir una propuesta raigal, asumiéndose también en este sentido de radical cuestionamiento al actual orden de vida, rescatando lo mejor de nuestra matriz civilizatoria: la vida en comunidad, la crianza de lo diverso, una relación sagrada con la vida, la tierra y la naturaleza, una actitud frente la trabajo que al estar puesto no en función del lucro sino del bien social se convierte en fuente de satisfacción.

Pero, obviamente, nuestra raíz y nuestro proyecto debe alimentarse de otras fuentes: de las luchas universales por la emancipación en todos los planos de la vida construidos sobre la base de ideas como la libertad, la igualdad, la fraternidad, el ejercicio real de la democracia, la liberación del trabajo, la lucha de las mujeres contra el patriarcado, por la diversidad sexual, etc. De las luchas de los pueblos sojuzgados y que han luchado a lo largo de la historia por su libertad y su dignidad. De los sueños de tener una América Latina unida, solidaria y soberana.

En este sentido, proponemos como algunos ejes de ese horizonte de sociedad que queremos empezar a construir desde ahora los siguientes:

1. El Poder popular, la democracia radical e integral, la emancipación humana, la autonomía individual y colectiva como norte fundamental.

Nuestra apuesta está orientada al ejercicio concreto de la libertad de los individuos, las comunidades, los pueblos, ese anhelo tan humano de ser dueño de su propio destino, donde la libertad de uno no termina cuando empieza la del otro, como en la sociedad liberal, sino donde la libertad de unos es la condición de la libertad de otros. Nuestro horizonte por lo tanto apuesta por la democratización radical de las relaciones sociales en todas sus esferas: en el trabajo, las relaciones entre culturas, entre géneros, con la naturaleza, en el ámbito de la autoridad, entre naciones significando esto la construcción de relaciones de poder solidarias y no opresivas, entendidas como capacidad de desplegar la autonomía individual y colectiva, la creatividad, la imaginación, aboliendo las formas de dominación.

Esta apuesta para nosotros se materializa en lo que se denomina “poder popular”. El poder popular es el ejercicio concreto, a través de espacios institucionales y no institucionales, del poder por parte del propio pueblo, es la apuesta por su protagonismo, es la construcción de sujetos que dejan de ser objetos del poder para constituirse en sujetos. El poder popular es un medio y un fin en el que hace concreta y radical la democracia como forma de convivencia y como forma de organizar la autoridad, el ejercicio soberano del poder.

En nuestro caso, tenemos materia prima con la cual construir nuestras propias formas de ejercicio de poder popular que se puede expresar en el poder comunitario, en el desarrollo de los movimientos sociales antineoliberales, anticapitalistas, en sindicatos que trasciendan las lógicas corporativas y economicistas, en los Frentes de Defensa que se constituyen en espacios públicos no estatales, en las experiencias de gobierno local y regional en los que se han desarrollado formas de democracia participativa y directa tanto en los marcos institucionales como no institucionales a través del diseño, gestión y control de las políticas públicas. También en las formas nuevas de institucionalidad que expresan formas más sustantivas del ejercicio de la democracia.

También se desarrolla en experiencias en las que el pueblo desarrolla su autonomía a través de formas de economía solidaria, social en la que las personas no son objetos de explotación sino sujetos creadores de riqueza social que el trabajo emancipa. En la gestión social, comunitaria de la salud, de la educación, de los espacios territoriales, de lo público estatal en general, en el ejercicio de los derechos, etc. De la misma manera en las luchas sociales a través de las que se expresa el soberano, y en las experiencias de sociabilidad en la que las mujeres, los artistas, los jóvenes, las sexualidades diversas se expresan desarrollando la autonomía y la solidaridad.

El poder popular es un poder solidario que aumenta la potencia creativa del hombre para transformar su historia, que negocia, se contrapone y va más allá de las lógicas de la mercancía, o del poder opresivo que surge de las instituciones políticas vigentes. La democracia sustantiva, para nosotros significa la única alternativa para una convivencia en la que sea posible una relación creativa en medio de una gran diversidad. Los viejos proyectos modernizadores ya sea de derecha o izquierda consideraron la diversidad como una traba, por lo que apelaron a soluciones autoritarias en el país. Para nosotros la democracia y el poder popular, la transformación de los pueblos de “objetos” a sujetos sociales en pie de igualdad y ejercicio de autonomía son la única posibilidad de construir una sociedad mejor.

2. La refundación de la política

La mera lógica del cálculo para expropiar el poder a los otros, como mero ejercicio representativo y potestad de unos pocos que se materializa a través de elecciones y el control del Estado no es para nosotros la política o en todo caso es una vieja política que debemos superar, es más bien un mero ejercicio de opresión sobre otros y gestión de lo establecido.

En este sentido reivindicamos la política como una capacidad creadora que implica tanto los ámbitos institucionales, como otros ámbitos sociales incluyendo la vida cotidiana. Es esa capacidad que es la vida misma y que se despliega para construir nuevas realidades y es ejercicio concreto de la libertad, de la autonomía y del poder popular yendo más allá de lo establecido, del poder constituido siendo un poder constituyente en permanente desarrollo.

Sin embargo, también consideramos que la política son prácticas que involucran a las multitudes, a los pueblos, rescatando no sólo su relación con la búsqueda del bien común y por tanto con el consenso, sino también su carácter contradictorio y conflictivo, agonístico expresando la lucha de fuerzas, de proyectos de sociedad contrapuestos, expresándose en la lucha por construir correlaciones de fuerzas, por constituir hegemonía. Los grandes cambios históricos, que recorren desde las prácticas a nivel micro hasta las que se desenvuelven a nivel macro, son resultado de la construcción y movilización de voluntades colectivas, de la articulación de bloques sociales (clases en el sentido amplio) que se orientan a plasmar sueños colectivos.

Así, la política es en efecto, más que la gestión o los cubileteos de poder, es una capacidad creativa y transformadora que recorre todos los ámbitos de la vida social, es una apuesta por mejores formas de convivencia (con contenidos éticos y morales) que sin embargo se alimentan del conflicto y de las miradas diversas y contrapuestas, es la apuesta por constituir con pasión al pueblo (que se constituye y no existe de por sí) en un sujeto de poder para su emancipación.

3. Globalización alternativa, socialismo raigal, valores comunitarios

La globalización o mundialización capitalista aparece como un hecho incontrovertible, casi natural, anunciado incluso como el fin del proceso histórico expresado en la democracia liberal y el irrestricto libre mercado. Sin embargo, es resultado de una derrota no ineluctable de los proyectos populares del siglo pasado, así como de sus propios avances. Lo cierto es que este mundo unipolar, basado en una economía trasnacionalizada, en la que los estados, pueblos y las personas son puestas al servicio de las ganancias de unas minorías que a través de la especulación, el colonialismo, el saqueo han constituido formas de desposesión de la riqueza social –y su privatización- que nos han llevado al estado actual de cosas: la polarización social creciente y la concentración del poder económico, político y cultural en unas minorías en detrimento de las mayorías, un estado de guerra permanente para garantizarlos y aumentar sus ganancias, el agotamiento de nuestro cuerpo orgánico (la naturaleza) poniendo al límite de la destrucción a la raza humana, la destrucción de otras formas de vida y de las culturas a través de la imposición de una monocultura basada en el individualismo egoísta y cínico y en la cultura del consumo y de la explotación y conversión en mercancía del hombre y la naturaleza como legitima.

Sin embargo, frente a esta lógica suicida de quienes dominan el mundo, emergen también esfuerzos por construir una globalización alternativa, desde los pueblos, desde los movimientos sociales, desde países que empiezan a desmarcarse para recuperar márgenes de soberanía y autodeterminación. Redes por todo el mundo se han constituido, bloques regionales de movimientos y estados que cuestionan el neoliberalismo, que apuestan por reformar el orden mundial democratizándolo y buscan efectivizar políticas humanas y democratizadoras. Diversas iniciativas existen en este sentido, de las que nos consideramos parte para construir Otro mundo, que es posible y necesario, así como un mundo en el que quepan muchos mundos. Apostamos en este sentido por una globalización efectiva de la solidaridad y la libertad desde los pueblos.

En nuestros países esa globalización capitalista y sus expresiones imperialistas se han implementado a través de la constitución de las áreas de libre comercio, favorables siempre a los poderosos, de la militarización del continente y la criminalización de toda alternativa o lucha, de la balcanización territorial de nuestros países en una lógica de desposesión de las riquezas de nuestros pueblos. Sin embargo, debajo, en los resquicios, en las periferias de esa mancha monocroma que se expande persisten la sabiduría de nuestros pueblos, su diversidad, los múltiples territorios habitados por los seres humanos que han construido sus experiencias constituyendo comunidades de vida, valores comunitarios, una relación diferente con el medio, constituyéndose en la base de la resistencia que nos plantean otras miradas que son la base para preservar la vida.

Es preciso fortalecer estas resistencias constituyendo un “socialismo raigal” recuperando la memoria, las tradiciones, los saberes, la genética, la historia constituyendo una globalización distinta que algunos han llamado glocalización, en la que desde los territorios concretos se constituyen nuevas formas de ciudadanía global, donde sus habitantes, sus organizaciones, movimientos y comunidades se vuelven protagonistas centrales de otro tipo de desarrollo.

4. Identidad cultural, alternativa civilizatoria, interculturalidad, colonialidad, andino, amazónico, afro, derechos colectivos, todas las sangres

Reconstruir, recrear nuestras identidades y fortalecerlas es fundamental, sobre todo en desde un lugar que es fuente de una matriz civilizatoria que puede aportar en la (re) construcción de un mundo mejor. El rescate de la cultura material, de los saberes tradicionales, de las instituciones y las formas de organización social, las visiones del mundo y las expresiones culturales como el idioma entre otros que permitió la reproducción de la vida en un medio complejo, diverso como el nuestro es una necesidad para reinterpretarnos y transformarnos constituyendo una alternativa para el mundo hostil en el que nos desenvolvemos. La vida en comunidad, la crianza de lo diverso, una relación sagrada con la vida, la tierra y la naturaleza, una actitud frente la trabajo que al estar puesto no en función del lucro sino del bien social se convierte en fuente de satisfacción son claves que pueden ayudar a definir el rumbo de la humanidad y son parte de nuestro legado que deben ser recuperadas.

Sin embargo, esto en un marco en el que la interculturalidad es una forma de relacionarse y actuar frente a los otros. La interculturalidad es lo opuesto a la colonialidad. En la colonialidad la relación se desarrolla entre un sujeto y un objeto que se somete al primero, siendo esta lógica constitutiva de la modernidad para la que fue preciso establecer el racismo y el desprecio de las otras culturas como herramienta de imposición del poder occidental. La interculturalidad nos plantea superar el racismo, aprender del otro, dialogar y enriquecerse democráticamente de esa experiencia. El Perú es uno de los países en los que la contradicción colonial es aún persistente y constitutiva de los lazos sociales, siendo una urgencia que esta se resuelva.

Rescatar el legado andino-amazónico es una tarea crucial, sin embargo, además de la diversidad de este legado, nuestras sociedades han sido enriquecidas por la presencia de otras expresiones culturales como la occidental, la africana, la oriental que hacen parte también de nuestro ser. La afirmación andina es fundamental pero también lo es el rescatar la idea de Arguedas de un “País de Todas las sangres”. La lucha por construir otras relaciones entre las culturas, afirmándolas pero también poniéndolas en pie de igualdad, es decir democratizándolas es un norte por el que debemos trabajar. La defensa de los derechos colectivos, la preservación de las organizaciones primordiales, los territorios, las expresiones y la autodeterminación en el marco de un país más inclusivo es fundamental proponiéndonos ir más allá de quienes toman el problema de la identidad y la afirmación de nuestra cultura como un medio demagógico y oportunista.

5. Naturaleza, crianza, convivencia,

La naturaleza, a diferencia de la cultura occidental, para nuestros pueblos no es un objeto a dominar, los hombres, todos los seres vivos e inertes son parte de un todo que está interrelacionado, dependiendo unos de otros, conviviendo y criándose. La tierra por ello y todo lo que en ella hay es sagrado, fundamental para la existencia de la vida. El actual modo de vida dominante es en cambio depredador, va contra la naturaleza y por tanto contra el ser humano mismo, los considera mercancías intercambiables, usables y desechables. Lo que hemos conocido como desarrollo ha sido parte de esta lógica orientada a la producción infinita de mercancías en un medio finito, generando miseria, sufrimiento, destrucción en nombre de las ganancias.

Como ya se ha afirmado, la acumulación capitalista está pasando a asimilar bajo su lógica el mundo mismo de la vida, pretendiendo su transformación en mercancía en un proceso de desposesión en la que incluso el agua, fuente primordial de vida, pretende ser objeto de compraventa; igualmente ocurre con el patrimonio inmaterial, el patrimonio genético; o la educación y la salud, etc. La naturaleza fuente de vida de los pueblos, como en los albores de la modernidad capitalista, pretende ser cercada, expoliada en función de las ganancias de unas minorías (en la minería, la tala de árboles, etc), desapareciendo especies diversas, deforestando, contaminando ríos desplazando a las comunidades humanas de sus territorios ancestrales.

Nuestra apuesta pasa por redefinir esta relación recuperando la concepción de nuestros pueblos, sabiduría que nos permitirá sobrevivir, replanteando nuestra forma de vida, nuestra concepción del desarrollo y de relación con las demás especies. La lucha ecológica, es una lucha política, indesligable del orden social. La actual situación del mundo es expresión de un orden social irracional e injusto y de la acumulación del poder por una minoría que está dispuesta a sacrificar a las grandes mayorías, a las futuras generaciones para mantener su forma de vida y sus privilegios. Reestablecer una relación armónica con la naturaleza pasa también por cambiar nuestra sociedad.

6. Refundación del país, integración latinoamericana, desde los pueblos

Nos proponemos replantear el Contrato social en el país denunciando la injusticia y la mentira de los sectores que han vivido de las inequidades existentes en el Perú, que se resiste a aceptar los derechos que los pueblos conquistaron a lo largo de siglos. La refundación del país es una necesidad asumiendo los cambios surgidos en las últimas décadas ante la decadencia de ese artefacto surgido de la modernidad: el Estado nación.

En efecto, el contexto nos lleva a pensar un Estado que en permanente proceso de transformación y democratización, está conformado por diversas naciones y pueblos que lo habitan, reconociendo que en su diversidad son capaces de construir visiones compartidas, que recoge sin aplastarlas o cooptarlas las culturas regionales y locales que hacen parte de su riqueza, otorgándoles niveles crecientes de decisión y autonomía (la descentralización).

A la vez comprendiendo las exigencias de construir un orden geopolítico justo y con soberanía que sólo se hace posible a través de la integración continental, con una integración desde los pueblos que va más allá de los intercambios comerciales y que implica relaciones solidarias de complementaridad, colaboración, articulación y fuerza antiimperialista. El sueño bolivariano, el sueño indoamericano de Mariátegui, es una tarea impostergable dentro de la que debe moverse la refundación del país pues las estrategias y los sueños de construir una patria también sigue siendo fundamental. Rechazamos las formas de descentralización cuyo objetivo es debilitar a los Estado en consonancia con los dictados de la receta neoliberal, afirmando las que aportan a una más equilibrada distribución territorial del poder y la riqueza.

La autonomía de los individuos y los pueblos no es posible sin la soberanía nacional y continental, constituyéndose el Estado en un parapeto para detener el proceso de globalización capitalista sin dejar de considerar que la maquinaria estatal siempre es opresiva. Por eso, se trata de luchar en el Estado, contra el Estado y más allá del Estado. Refundar el país pasa por constituir una nueva república, pluricultural, soberana, integrada a Nuestra América, radicalmente democrática en la que se socializa permanentemente el poder, descentralizada, sin corrupción, donde la solidaridad es un valor central.

La construcción de macroregiones con proyectos comunes en el sur, en el centro, en el norte, nacidos desde la misma “sociedad civil”, desde abajo, desde adentro, es un imperativo. La fortaleza del pueblo peruano, hecho a su vez de muchos pueblos, además de su capacidad de soñar, esperanzarse y sacrificarse, es su inventiva, su capacidad de creación, teniendo el reto de dibujar un nuevo mapa, siguiendo el curso de lo que ya germinó naturalmente en el Perú a desdén de las políticas de Estado.

7. Estado social y democrático de derecho, derechos humanos, derechos colectivos, responsabilidades humanas
8. Trabajo gratificante, Economía social, no depredadora, de productores

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