MOVIMIENTO MACROREGIONAL DEL CUSCO
PROYECTO PUEBLO
Construyendo una alternativa desde el pueblo

martes, 24 de marzo de 2009

TLC CON LA UNION EUROPEA: OTRA VEZ LAS TRANSNACIONALES FARMACEUTICAS AL ATAQUE/Pedro Francke

TLC CON LA UNION EUROPEA: OTRA VEZ LAS TRASNACIONALES FARMACEUTICAS AL ATAQUE


El TLC con los Estados Unidos que negociaron Alejandro Toledo y Alfredo Ferrero, y que aceptó Alan García, incluía grandes ventajas para las trasnacionales farmacéuticas. El Ministerio de Salud calculó que los precios de las medicinas se duplicarían en 12 años, a un costo de 300 millones de dólares adicionales que tendríamos que pagar todos los peruanos por medicinas...a favor de estas trasnacionales.

Felizmente, hubo elecciones al congreso en los Estados Unidos, los demócratas ganaron mayoría y exigieron cambios al TLC. El gobierno peruano aceptó sumiso esa renegociación sin pedir nada a cambio, pero en el tema de medicinas los demócratas gringos también se preocuparon por lo que podía pasar a sus ciudadanos y eliminaron los párrafos más negativos del TLC. Quienes negociaron por el Perú quedaron muy mal, ya que quedó demostrado que podían obtenerse mejores condiciones.

Ahora, peligros incluso mayores a los que del TLC con los Estados Unidos, se repiten con el TLC que está negociando el gobierno peruano con la Unión Europea. La delegación europea ha planteado aumentar la protección a la propiedad intelectual para los medicamentos, lo que quiere decir que el monopolio de las trasnacionales sobre nuevos remedios se alarga y las medicinas se encarecen. Con las patentes aumentando de 20 a 25 años y la protección de datos de prueba de 5 años a 11 años, los precios de las medicinas pueden subir fuertemente.

Así, nuevamente está en la mesa de negociaciones los precios de los medicamentos y la salud de los peruanos. Este gobierno ya dejó de lado estas preocupaciones una vez, prefiriendo los intereses de las grandes empresas exportadoras e importadoras, que la salud pública. Bolivia se ha resistido a estas pretensiones de la UE y ha salido de las negociaciones. Tampoco Brasil o Argentina, por mencionar un par de países vecinos, aceptan estas pretensiones de Estados Unidos y Europa, gobiernos que defienden los intereses de sus trasnacionales que dominan la economía mundial y quieren aumentar aún más sus ganancias en medio de la crisis.

Una posición común de la Comunidad Andina debería definirse en torno a lo que es mejor para sus ciudadanos, que es precisamente no aceptar negociaciones en temas de propiedad intelectual y medicamentos. No debemos repetir el “sí o sí” que siguieron Toledo y García en el TLC con los Estados Unidos.

domingo, 22 de marzo de 2009

ESTAMOS REALMENTE ANTE EL FIN DEL NEOLIBERALISMO? LA CRISIS Y LA CONSOLIDACIÓN DEL PODER DE LAS CLASES DOMINANTES/ DAVID HARVEY

¿Estamos realmente ante el fin del neoliberalismo? La crisis y la consolidación del poder de las clases dominantes.
David Harvey · · · · ·

22/03/09



Kate Ferguson y Mary Livingstone transcribieron y editaron esta conferencia del reconocido geógrafo, historiador y urbanista marxista anglo-norteamericano David Harvey. Mínima Estrella la tradujo al castellano para SINPERMISO.



¿Marca esta crisis el final del neoliberalismo? Yo creo que depende de lo que se entienda por neoliberalismo. En mi interpretación, el neoliberalismo ha sido un proyecto de clase camuflado bajo una proteica retórica sobre la libertad individual, el albedrío, la responsabilidad personal, la privatización y el libre mercado. Pero esa retórica no era sino un medio para la restauración y consolidación del poder de clase, y en este sentido, el proyecto neoliberal ha sido todo un éxito.



Uno de los principios básicos que quedaron sentados en los setenta fue que el poder del Estado tenía que proteger las instituciones financieras, costara lo que costara. Ese principio fue puesto por obra en la crisis de Nueva York de mediados de los setenta, y fue internacionalmente definido por vez primera cuando se cernía sobre México el espectro de la bancarrota, en 1982. Eso habría destruido los bancos de inversión neoyorquinos, de modo que el Tesoro estadounidense y el FMI actuaron de consuno en rescate de México. Mas, al hacerlo, impusieron un programa de austeridad a la población mexicana. En otras palabras, protegieron a los bancos y destruyeron al pueblo; no otra ha sido la práctica regular del FMI desde entonces. El presente rescate es el mismo viejo cuento, una vez más, sólo que a una escala ciclópea.



Lo que pasó en los EEUU fue que 8 hombres nos dieron un documento de 3 páginas a modo de pistola que nos apuntaba a todos: “dadnos 700 mil millones de dólares, y no se hable más”. Para mí eso fue una suerte de golpe financiero contra el Estado y contra la población norteamericanos. Lo que significa que no se saldrá de esta crisis con una crisis de la clase capitalista; se saldrá de ella con una consolidación todavía mayor de esa clase. Terminará habiendo 4 o 5 grandes entidades financieras en los EEUU, no más. Muchos en Wall Street están ya medrando ahora mismo. Lazard’s, a causa de su especialización en fusiones y adquisiciones, está ganando dinero a espuertas. Algunos no escaparán a la quema, pero habrá por doquiera una consolidación del poder financiero. Andrew Mellon –banquero norteamericano, Secretario del Tesoro en 1921-32— dejó estupendamente dicho que en una crisis los activos terminan siempre por regresar a sus legítimos propietarios. Una crisis financiera es un modo de racionalizar lo que es irracional: por ejemplo, el inmenso crac asiático de 1997-8 resultó en un nuevo modelo de desarrollo capitalista. Las grandes alteraciones llevan a una reconfiguración, a una nueva forma de poder de clase. Podría ir mal, políticamente hablando. El rescate bancario ha sido resistido en el Senado y en otras partes, de manera que es posible que la clase política no se alinee tan fácilmente: pueden poner estorbos en el camino, pero, hasta ahora, han tragado y no han nacionalizado los bancos.



Sin embargo, esto podría llevar a una lucha política de mayor calado: se percibe una vigorosa resistencia a dar más poder a quienes nos metieron en este lío. La elección de equipo económico de Obama está siendo cuestionada; por ejemplo, la de Larry Summers, que era Secretario del Tesoro en el momento clave en que muchas cosas empezaron a ir realmente mal, al final de la administración Clinton. ¿Por qué dar cargos a tantas gentes favorables a Wall Street, al capital financiero, que reintrodujeron el predominio del capital financiero? Eso no quiere decir que no vayan a rediseñar la arquitectura financiera, porque saben que su rediseño es ineludible, pero la cuestión es: ¿para quién la rediseñarán? La gente está verdaderamente descontenta con el equipo económico de Obama; también el grueso de la prensa.



Se precisa una nueva forma de arquitectura financiera. Yo no creo que deban abolirse todas las instituciones existentes; no, desde luego, el Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés), ni siquiera el FMI. Yo creo que necesitamos esas instituciones, pero que tienen que transformarse radicalmente. La gran cuestión es: quién las controlará y cuál será su arquitectura. Necesitaremos gente, expertos con alguna inteligencia del modo en que esas instituciones funcionan y pueden funcionar. Y eso es muy peligroso, porque, como podemos ver ya ahora mismo, cuando el Estado busca a alguien que entienda lo que está pasando, suele mirar a Wall Street.



Un movimiento obrero inerme: hasta aquí hemos llegado



Que podamos salir de esta crisis por alguna otra vía depende, y por mucho, de la relación de fuerzas entre las clases sociales. Depende de hasta qué punto el conjunto de la población diga: “¡hasta aquí hemos llegado; hay que cambiar el sistema!”. Ahora mismo, cuando se observa retrospectivamente lo que les ha pasado a los trabajadores en los últimos 50 años, se ve que no han conseguido prácticamente nada de este sistema. Pero no se han rebelado. En los EEUU, en los últimos 7 u 8 años, se ha deteriorado en general la condición de las clases trabajadoras, y no se ha dado un movimiento masivo de resistencia. El capitalismo financiero puede sobrevivir a la crisis, pero eso depende por completo de que se produzca una rebelión popular contra lo que está pasando, y de que haya una verdadera embestida tendente a reconfigurar el modo de funcionamiento de la economía.



Uno de los mayores obstáculos atravesados en el camino de la acumulación continuada de capital fue, en los 60 y comienzos de los 70, el factor trabajo. Había escasez de trabajo, tanto en Europa como en los EEUU, y el mundo del trabajo estaba bien organizado, con influencia política. De modo, pues, que una de las grandes cuestiones para la acumulación de capital en ese período era: ¿cómo puede lograr el capital tener acceso a suministros de trabajo más baratos y más dóciles? Había varias respuestas. Una pasaba por estimular la inmigración. En los EEUU se revisaron en serio las leyes migratorias en 1965, lo que les permitió el acceso a la población mundial excedente (antes de eso, sólo se favorecía migratoriamente a caucásicos y europeos). A fines de los 60, el gobierno francés subsidiaba la importación de mano de obra magrebí, los alemanes traían a turcos, los suecos importaban yugoslavos y los británicos tiraban de su imperio. Así que apareció una política proinmigración, que era una forma de lidiar con el problema.



Otra vía fue el cambio tecnológico rápido, que echa a la gente del trabajo, y si eso fallaba, ahí estaban gentes como Reagan, Thatcher y Pinochet para aplastar al movimiento obrero organizado. Finalmente, y por la vía de la deslocalización, el capital se desplaza hacia dónde hay mano de obra excedente. Eso fue facilitado por dos cosas. Primero, la reorganización técnica de los sistemas de transporte: una de las mayores revoluciones ocurridas durante ese período fue la de los containers, que permitieron fabricar partes de automóviles en Brasil y embarcarlas a bajo coste hacia Detroit, o hacia dónde fuera. En segundo lugar, los nuevos sistemas de comunicación permitieron una organización más ajustada en el tiempo de la producción en cadena de mercancías a través del espacio global.



Todas estas vías se encaminaban a resolver para el capital el problema de la escasez de trabajo, de modo que hacia 1985 el capital había dejado de tener problemas al respecto. Podía tener problemas específicos en zonas particulares, pero, globalmente, tenía a su disposición abundante trabajo; el subitáneo colapso de la Unión Soviética y la transformación de buena parte de China vinieron a añadir a cerca de 2 mil millones de personas al proletariado global en el pequeño espacio de 20 años. Así pues, la disponibilidad de trabajo no representa hoy problema ninguno, y el resultado de eso es que el mundo del trabajo ha ido quedando en situación de indefensión en los últimos 30 años. Pero cuando el trabajo está inerme, recibe salarios bajos, y si te empeñas en represar los salarios, eso limitará los mercados. De modo que el capital comenzó a tener problemas con sus mercados. Y ocurrieron dos cosas.



La primera: el creciente hiato entre los ingresos del trabajo y lo que los trabajadores gastaban comenzó a salvarse mediante el auge de la industria de las tarjetas de crédito y mediante el creciente endeudamiento de los hogares. Así, en los EEUU de 1980, nos encontramos con que la deuda media de los hogares rondaba los 40.000 dólares [copnstantes], mientras que ahora es de unos 130.000 dólares [constantes] por hogar, incluyendo las hipotecas. La deuda de los hogares se disparó, y eso nos lleva a la financiarización, que tiene que ver con unas instituciones financieras lanzadas a sostener las deudas de los hogares de gente trabajadora, cuyos ingresos han dejado de crecer. Y empiezas por la respetable clase trabajadora, pero más o menos hacia 2000 te empiezas a encontrar ya con hipotecas subprime en circulación. Buscas crear un mercado. De modo que las entidades financieras se lanzan a sostener el financiamiento por deuda de gente prácticamente sin ingresos. Mas, de no hacerlo, ¿qué ocurriría con los promotores inmobiliarios que construían vivienda? Así pues, se hizo, y se buscó estabilizar el mercado financiando el endeudamiento.



Las crisis de los valores de los activos



Lo segundo que ocurrió fue que, desde 1980, los ricos se fueron haciendo cada vez más ricos a causa de la represión salarial. La historia que se nos contó es que invertirían en nuevas actividades, pero no lo hicieron; el grueso de los ricos empezó a invertir en activos, es decir, pusieron su dinero en la bolsa. Así se generaron las burbujas en los mercados de valores. Es un sistema análogo al esquema de Ponzi, pero sin necesidad de que lo organice un Madoff. Los ricos pujan por valores de activos, incluyendo acciones, propiedades inmobiliarias y propiedades de ocio, así como en el mercado de arte. Esas inversiones traen consigo financiarización. Pero, a medida que pujas por valores de activos, eso repercute en el conjunto de la economía, de modo que vivir en Manhattan llegó a ser de todo punto imposible, a menos que te endeudaras increíblemente, y todo el mundo se ve envuelto en esta inflación de los valores de los activos, incluidas las clases trabajadoras, cuyos ingresos no crecen. Y lo que tenemos ahora es un colapso de los valores de los activos; el mercado inmobiliario se ha desplomado, el mercado de valores se ha desplomado.



Siempre ha habido el problema de la relación entre representación y realidad. La deuda tiene que ver con el valor futuro que se les supone a bienes y servicios, de modo que supone que la economía seguirá creciendo en los próximos 20 o 30 años. Entraña siempre un pálpito, una conjetura tácita, que luego se refleja en la tasa de interés, descontada a futuro. Este crecimiento del área financiera luego de los 70 tiene mucho que ver con lo que yo creo es el problema clave: lo que yo llamaría el problema de absorción del excedente capitalista. Como nos enseña la teoría del excedente, los capitalistas producen un excedente del que luego tienen que hacerse con una parte, recapitalizarla y reinvertirla en expansión. Lo que significa que siempre tienen que encontrar algo en lo que expandirse. En un artículo que escribía para la New Left Review, “El derecho a la ciudad”, señalaba yo que en los últimos 30 años un inmenso volumen de excedente de capital ha sido absorbido por la urbanización: por la reestructuración, la expansión y la especulación urbanas. Todas y cada una de las ciudades que he visitado constituyen enormes emplazamientos de construcción aptos para la absorción de excedente capitalista. Ahora, ni que decir tiene, muchos de esos proyectos han quedado a medio hacer.



Ese modo de absorber excedentes de capital se ha ido haciendo más y más problemático con el tiempo. En 1750, el valor del total de bienes y servicios producidos rondaba los 135 mil millones de dólares (constantes). Hacia 1950, era de 4 billones de dólares. En 2000, se acercaba a los 40 billones. Ahora ronda los 50 billones. Y si no yerra Gordon Brown, se doblará en los próximos 20 años, hasta alcanzar los 100 billones en 2030.



A lo largo de la historia del capitalismo, la tasa general media de crecimiento ha rondado el 2,5% anual, sobre base compuesta. Eso significaría que en 2030 habría que encontrar salidas rentables para 2,5 billones de dólares. Es un orden de magnitud muy elevado. Yo creo que ha habido un serio problema, particularmente desde 1970, con el modo de absorber volúmenes cada vez más grandes de excedente en la producción real. Sólo una parte cada vez más pequeña va a parar a la producción real, y una parte cada vez más grande se destina a la especulación con valores de activos, lo que explica la frecuencia y la profundidad crecientes de las crisis financieras que estamos viendo desde 1975, más o menos. Son todas crisis de valores de activos.



Yo diría que, si saliéramos de esta crisis ahora mismo, y si se diera una acumulación de capital con una tasa de un 3% de crecimiento anual, nos encontraríamos con un montón de problemas endemoniados. El capitalismo se enfrenta a serias limitaciones medioambientales, así como a limitaciones de mercado y de rentabilidad. El reciente giro hacia la financiarización es un giro forzado por la necesidad de lidiar con un problema de absorción de excedente; un problema, empero, que no se puede abordar sin exponerse a devaluaciones periódicas. Es lo que está ocurriendo ahora mismo, con pérdidas de varios billones de dólares de valores de activos.



El término “rescate nacional” es, por lo tanto, inapropiado, porque no están salvando al conjunto del sistema financiero existente; están salvando a los bancos, a la clase capitalista, perdonándoles deudas y transgresiones. Y sólo les están salvando a ellos. El dinero fluye a los bancos, pero no a las familias que están siendo hipotecariamente ejecutadas, lo que está comenzado a provocar cólera. Y los bancos están usando ese dinero, no para prestarlo, sino para comprar otros bancos. Están consolidando su poder de clase.



El colapso del crédito



El colapso del crédito para la clase trabajadora pone fin a la financiarización como solución de la crisis del mercado. Por consecuencia, veremos una importante crisis de desempleo, así como el colapso de muchas industrias, a menos que se emprenda una acción efectiva para cambiar el curso de las cosas. Y en este punto es donde se desarrolla ahora la discusión sobre el regreso a un modelo económico keynesiano. El programa económico de Obama consiste en invertir masivamente en grandes obras públicas y en tecnologías verdes, regresando en cierto sentido al tipo de solución del New Deal. Yo soy escéptico respecto de su capacidad para lograrlo.



Para entender la presente situación, necesitamos ir más allá de lo que ocurre en el proceso de trabajo y en la producción, necesitamos entrar en el complejo de relaciones en torno al Estado y las finanzas. Necesitamos comprender el modo en que la deuda nacional y el sistema de crédito han sido, desde el comienzo, vehículos fundamentales para la acumulación primitiva, o para lo que yo llamo acumulación por desposesión (según puede verse en el sector de la construcción). En “El derecho a la ciudad” observaba yo la manera en que había sido revitalizado el capitalismo en el París del Segundo Imperio: el Estado, de consuno con los banqueros, puso por obra un nuevo vínculo Estado-capital financiero, a fin de reconstruir París. Eso generó pleno empleo y los bulevares, los sistemas de suministro de agua corriente y los sistemas de canalización de residuos, así como nuevos sistemas de transporte; gracias a ese tipo de mecanismos se construyó también el Canal de Suez. Una buena parte de todo eso se financió con deuda. Ahora, ese vínculo Estado-finanzas viene experimentando una enorme transformación desde 1970: se ha hecho más internacional, se ha abierto a todo tipo de innovaciones financieras, incluidos los mercados de derivados y los mercados especulativos, etc. Se ha creado una nueva arquitectura financiera.



Lo que yo creo que está pasando ahora mismo es que ellos están buscando una nueva forma de esquema financiero que pueda resolver el problema, no para el pueblo trabajador, sino para la clase capitalista. En mi opinión, están en vías de hallar una solución para la clase capitalista, y si el resto de nosotros sufre las consecuencias, pues ¡qué se le va a hacer! La única cosa que les preocupa de nosotros es que nos alcemos en rebelión. Y mientras esperamos a rebelarnos, ellos tratan de diseñar un sistema acorde con sus propios intereses de clase. Desconozco cómo será esa nueva arquitectura financiera. Si se mira con atención lo que pasó durante la crisis fiscal en Nueva York, se verá que los banqueros y los financieros no tenían la menor idea de qué hacer; lo que terminaron haciendo fue una especie de bricolaje a tientas, pieza aquí, pieza allí; luego juntaron los fragmentos de un modo nuevo, y terminaron con una construcción de nueva planta. Mas, cualquiera sea la solución a la que lleguen, les vendrá a su medida, a menos que nosotros nos plantemos y comencemos a decir que queremos algo a nuestra medida. Las gentes como nosotros podemos desempeñar un papel crucial a la hora de plantear cuestiones y de desafiar la legitimidad de las decisiones que se están tomando ahora mismo. También, claro está, a la hora de realizar análisis muy claros de la verdadera naturaleza del problema y de las posibles salidas ofrecidas al mismo.



Alternativas



Necesitamos empezar a ejercer de hecho nuestro derecho a la ciudad. Tenemos que preguntar qué es más importante, el valor de los bancos o el valor de la humanidad. El sistema bancario debería servir a la gente, no vivir a costa de la gente. Y la única manera en que seremos capaces de ejercer el derecho a la ciudad es tomando las riendas del problema de la absorción del excedente capitalista. Tenemos que socializar el excedente de capital, y escapar para siempre al problema del 3% de acumulación. Nos hallamos ahora en un punto en el que seguir indefinidamente con una tasa de crecimiento del 3% llegará a generar unos costes ambientales tan tremendos, y una presión sobre las situaciones sociales tan tremenda, que estaremos abocados a una crisis financiera tras otra.



El problema central es cómo se pueden absorber los excedentes capitalistas de un modo productivo y rentable. En mi opinión, los movimientos sociales tienen que coaligarse en torno a la idea de lograr un mayor control sobre el producto excedente. Y aunque yo no apoyo una vuelta al modelo keynesiano del tipo que teníamos en los 60, me parece fuera de duda que entonces había un control social y político mucho mayor sobre la producción, la utilización y la distribución del excedente. El excedente circulante se derivaba hacia la construcción de escuelas, hospitales e infraestructura. Eso es lo que sacó de sus casillas a la clase dominante y causó un contramovimiento a fines de los 60: no tenían control bastante sobre el excedente. Sin embargo, si se atiende a los datos disponibles, se ve que la proporción de excedente absorbido por el Estado no ha variado mucho desde 1970; lo que hizo, así pues, la clase capitalista fue frenar una ulterior socialización del excedente. También lograron transformar la palabra “gobierno” en la palabra “gobernanza”, haciendo porosas las actividades gubernamentales y empresariales, lo que permite situaciones como la que tenemos en Irak, en donde contratistas privados muñeron implacablemente las ubres del beneficio fácil.



Creo que estamos aproados a una crisis de legitimación. En los pasados treinta años, se ha repetido una y otra vez la ocurrencia de Margaret Thatcher, según la cual “no hay alternativa” a un mercado libre neoliberal, a un mundo privatizado, y si no tenemos éxito en ese mundo, es por culpa nuestra. Yo creo que es muy difícil decir que, enfrentados a una crisis de ejecuciones hipotecarias y desahucios inmobiliarios, se ayuda a los bancos pero no a las personas que pierden su vivienda. Puedes acusar a los desahuciados de irresponsabilidad, y en los EEUU no deja de haber un componente fuertemente racista en esa acusación. Cuando la primera ola de ejecuciones hipotecarias golpeó zonas como Cleveland y Ohio, resultó devastadora para las comunidades negras, pero la reacción de algunos fue poco más o menos ésta: “¿pues qué esperabais? Los negros son gente irresponsable”. Las explicaciones de la crisis dilectas de la derecha son en términos de codicia personal, tanto en lo que hace a Wall Street, como en lo que hace a la gente que pidió prestado para comprarse una vivienda. Lo que tratan es de cargar la culpa de la crisis a sus víctimas. Una de nuestras tareas consiste en decir: “no, no se puede hacer eso en absoluto”, y tratar luego de ofrecer una explicación cogente de esta crisis como un fenómeno de clase: una determinada estructura de explotación se fue a pique y está en vías de ser desplazada por otra estructura aún más profunda de explotación. Es muy importante que esta explicación alternativa de la crisis sea presentada y discutida públicamente.



Una de las grandes configuraciones ideológicas que está en vías de formarse tiene que ver con el papel que habrá de desempeñar en el futuro la propiedad de la vivienda, una vez comencemos a decir cosas como que hay que socializar buena parte del parque de viviendas, puesto que desde los años 30 hemos tenido enormes presiones a favor de la vivienda individualizada como forma de asegurar los derechos y la posición de la gente. Tenemos que socializar y recapitalizar la educación y la asistencia sanitaria públicas, a demás de la provisión de vivienda. Esos sectores de la economía tienen que ser socializados, de consuno con la banca.



Una política radical, más allá de las divisiones de clase



Hay otro punto que debemos reconsiderar: el trabajo y, particularmente, el trabajo organizado es sólo una pequeña pieza de este conjunto de problemas, y sólo juega un papel parcial en lo que está ocurriendo. Y eso por una razón muy sencilla, que se remonta a las limitaciones de Marx a la hora de plantear la cosa. Si decimos que la formación del complejo Estado-finanzas es absolutamente crucial para la dinámica del capitalismo (y, obviamente, lo es), y si nos preguntamos qué fuerzas sociales actúan en punto a contrarrestar o promover esas formaciones institucionales, hay que reconocer que el trabajo nunca ha estado en primera línea de esta lucha. El trabajo ha estado en primera línea en el mercado de trabajo y en el proceso de trabajo, y ambos son momentos vitales del proceso de circulación, pero el grueso de las luchas que se han desarrollado en torno al vínculo Estado-finanzas han sido luchas populistas, en las que le trabajo sólo parcialmente ha estado presente.



Por ejemplo, en los EEUU de los años 30 hubo un montón de populistas que apoyaban a los atracadores de bancos Bonnie y Clyde. Y actualmente, muchas de las luchas en curso en América Latina tienen una dirección más populista que obrera. El trabajo siempre ha tenido un papel muy importante a jugar, pero no creo yo que ahora mismo estemos en una situación en la que la visión convencional de proletariado como vanguardia de la lucha sea de mucha ayuda, cuando la arquitectura del vínculo Estado-finanzas (el sistema nervioso central de la acumulación de capital) es el asunto fundamental. Puede haber épocas y lugares en los que los movimientos proletarios resulten de gran importancia, por ejemplo, en China, en donde yo les auguro un papel críticamente decisivo que, en cambio, no veo en nuestro país. Lo interesante es que los trabajadores del automóvil y las compañías automovilísticas son ahora mismo aliados frente al nexo Estado-finanzas, de modo que la gran división de clase que siempre hubo en Detroit no se da ya, o no del mismo modo. Lo que ahora está en curso es un nuevo tipo, completamente distinto, de política de clase, y algunas de las formas marxistas convencionales de ver estas cosas se atraviesan en el camino de una política verdaderamente radical.



También es un gran problema para la izquierda el que muchos piensen que la conquista del poder del Estado no debe jugar ningún papel en las transformaciones políticas. Yo creo que están locos. En el Estado radica un poder increíble, y no se puede prescindir de él como si careciera de importancia. Soy profundamente escéptico respecto de la creencia, según la cual las ONG y las organizaciones de la sociedad civil están en vías de transformar el mundo; no porque las ONG no puedan hacer nada, sino porque se requiere otro tipo de concepción y de movimiento políticos, si queremos hacer algo ante la crisis principal que está en curso. En los EEUU, el instinto político es muy anarquista, y aunque yo simpatizo mucho con bastantes puntos de vista anarquistas, sus inveteradas protestas contra el Estado y su negativa a hacerse con el control del mismo constituyen otro obstáculo atravesado en el camino.



No creo que estemos en una posición que nos permita determinar quiénes serán los agentes del cambio en la presente coyuntura, y es palmario que serán distintos en las distintas partes del mundo. Ahora mismo, en los EEUU, hay signos de que la clase de los ejecutivos y gestores empresariales, que han vivido de los ingresos procedentes del capital financiero todos estos años, están enojados y pueden radicalizarse un poco. Mucha gente ha sido despedida de los servicios financieros, y en algunos casos, han llegado a ver ejecutadas sus hipotecas. Los productores culturales están tomando consciencia de la naturaleza de los problemas que enfrentamos, y de la misma manera que en los años 60 las escuelas de arte se convirtieron en centros de radicalismo político, no hay que descartar la reaparición de algo análogo. Podríamos ver el auge de organizaciones transfronterizas, a medida que las reducciones en las remesas de dinero enviadas extiendan la crisis a lugares como el México rural o Kerala.



Los movimientos sociales tienen que definir qué estrategias y políticas quieren desarrollar. Nosotros, los académicos, no deberíamos vernos jamás en el papel de misioneros en los movimientos sociales; lo que deberíamos hacer es entrar en conversación y charlar sobre cómo vemos la naturaleza del problema.



Dicho esto, me gustaría proponeros algunas ideas. Una idea interesante en los EEUU ahora mismo es que los gobiernos municipales aprueben ordenanzas anti-desahucio. Creo que hay muchos sitios en Francia donde han hecho eso. Entonces podríamos montar una empresa municipal de vivienda que asumiera las hipotecas y devolviera al banco el principal de la deuda, renegociando los intereses, porque los bancos han recibido un montón de dinero, supuestamente, para lidiar con eso, aunque no lo hacen.



Otra cuestión clave es la de la ciudadanía y los derechos. Yo creo que los derechos a la ciudad deberían garantizarse por residencia, independientemente de qué ciudadanía o nacionalidad tengáis. Actualmente, se está negando a la gente todo derecho político a la ciudad, a menos que tengan la ciudadanía. Si eres inmigrante, careces de derechos. Creo que hay que lanzar luchas en torno a los derechos a la ciudad. En la Constitución brasileña tienen una cláusula de “derechos a la ciudad” que versa sobre los derechos de consulta, participación y procedimientos presupuestarios. Creo que de todo eso podría resultar una política.



Reconfiguración de la urbanización



Hay en los EEUU posibilidades de actuación a escala local, con una larga tradición en cuestiones medioambientales, y en los últimos quince o veinte años los gobiernos municipales han sido a menudo más progresistas que el gobierno federal. Hay ahora mismo una crisis en las finanzas municipales, y verosímilmente habrá protestas y presiones sobre Obama para que ayude a recapitalizar a los gobiernos municipales (lo que figura ya en el paquete de estímulos). Obama ha dejado dicho que ésta es una de las cosas que más le preocupan, especialmente porque mucho de lo que está pasando se desarrolla a nivel local; por ejemplo, la crisis hipotecaria subprime. Como vengo sosteniendo, las ejecuciones hipotecarias y los desahucios han de entenderse como crisis urbana, no como crisis financiera: es una crisis financiera de la urbanización.



Otra cuestión importante es pensar políticamente sobre la forma de convertir en un componente estratégico algún tipo de alianza entre la economía social y el mundo del trabajo y los movimientos municipales como el del derecho a la ciudad. Eso tiene que ver con la cuestión del desarrollo tecnológico. Por ejemplo: yo no veo razón para no tener un sistema municipal de apoyo al desarrollo de sistemas productivos como la energía solar, a fin de crear aparatos y posibilidades más descentralizados de empleo.



Si yo tuviera que desarrollar ahora mismo un sistema ideal, diría que en los EEUU deberíamos crear un banco nacional de re-desarrollo y, de los 700 mil millones que aprobaron, destinar 500 mil para que ese banco trabajara con los municipios para ayudar a los vecinos golpeados por la ola de desahucios. Porque los desahucios han sido una especie de Katrina financiero en muchos aspectos: han arrasado comunidades enteras, normalmente comunidades pobres negras o hispánicas. Pues bien; entras en esos vecindarios y les devuelves a la gente que vivía allí y les reubicas sobre otro tipo de base, con derechos de residencia, y con un tipo distinto de financiación. Y hay que hacer verdes esos barrios, creando allí oportunidades de empleo local.



Puedo, pues, imaginar una reconfiguración de la urbanización. Para hacer algo en materia de calentamiento global, necesitamos reconfigurar totalmente el funcionamiento de las ciudades norteamericanas; pensar en pautas completamente nuevas de urbanización, en nuevas formas de vivir y de trabajar. Hay un montón de posibilidades a las que la izquierda debería prestar atención; tenemos oportunidades reales. Y aquí es donde tengo un verdadero problema con algunos marxistas que parecen pensar: “¡Sí, señor! Es una crisis, ¡y las contradicciones del capitalismo terminarán por resolverse ahora, de uno u otro modo!”. No es éste momento de triunfalismos, es momento de hacerse preguntas y plantearse problemas. Por lo pronto, yo creo que el modo en que Marx planteó las cosas no está exento de dificultades. Los marxistas no comprenden muy bien el complejo Estado-finanzas de la urbanización, son terriblemente torpes a la hora de entender eso. Pero ahora tenemos que repensar nuestra posición teórica y nuestras posibilidades políticas.



Así que, tanto como la acción práctica, se precisa volver a pensar teóricamente muchas cosas.



David Harvey es un geógrafo, sociólogo urbano e historiador social marxista de reputación académica internacional. Entre sus libros traducidos al castellano: Espacios de esperanza (Akal, Madrid, 2000) y El nuevo imperialismo (Akal, Madrid, 2004). Actualmente, es Distinguished Professor en el CUNY Graduate Center de Nueva York. Su último libro es A Brief History of Neoliberalism [traducción castellana: Breve historia del neoliberalismo , Madrid, Akal, 2007]. Mantiene un más que recomendable blog: Reading Marx's Capital blog.




Traducción para www.sinpermiso.info: Minima Estrella

RECORDANDO A FARABUNDO MARTI

Farabundo Marti


La América es sacudida por vientos de cambio, nuestro continente en estos últimos 10 años ha cambiado de una manera definitiva enrumbándose a un futuro en donde por fin el pueblo será protagonista de su propio destino. Venezuela, Ecuador Bolivia, Brasil, Argentina, Paraguay se unen a la Cuba Revolucionaria en la búsqueda de una gobierno interesado en la felicidad de las mayorías y no de una elite como por siglos se vivió.

Grandes hombre poblaron esa América irreverente, Guaicaipuro, Tamanaco, Tupac Amaru, Bolívar, Sucre, San Martin, Zamora, Zapata, José Martí, Sandino, Villa, el Che, Camilo, Allende y mucho más que con su sacrificio, con sus vidas trataron de cambiar a nuestro continente asolado por el imperialismo.



Farabundo Marti es ejemplo de lucha y de sacrificio, de entrega de su vida con gran desprendimiento. Nacido en Teotepeque, en el Salvador este revolucionario perteneciente a una familia de clase media conoció el dolor de los más desposeídos. Tuvo una educación importante pudiéndose graduar de Bachiller en Ciencias y en Letras en el Colegio Salesiano, entro a la Universidad Nacional a cursar estudios de Jurisprudencia y Ciencias Sociales.


En ese recinto se consagro a las luchas revolucionarias estudiantiles, pero sus aspiraciones de convertirse en un luchador social lo hacen apartarse de sus estudios y es encarcelado varias veces para acallar su voz rebelde. En apoyo a un grupo de estudiantes de Guatemala que demandaban el fin de la dictadura de Estrada Cabrera es detenido y expulsado del país. La policía no había podido aguantar más las críticas que desde un discurso valiente y revolucionario dirigía Farabundo en contra de la dinastía de los Melendez Quiñones que llevaban en el poder en el Salvador por más de 14 años, se dirige a Guatemala en donde conoce el sufrimiento de la clase obrera trabajando en las azucareras y como albañil. Comparte con los indígenas en una población donde la mayoría de sus habitantes son de raza Quiche.


Farabundo no solo era un hombre de acción sino como intelectual se dedicaba a enseñarle marxismo a los trabajadores. Es denunciado por los dueños de las plantaciones y decide viajar a México donde se convierte en un estudioso de la Revolución agrarista de 1910.
Es invitado a Guatemala por los jóvenes del Partido Comunista Centro americano teniendo el cargo de Secretario del Exterior y desde ahí propone la creación de la idea de la Unión de Centro América que reunirá extensos sectores tanto de Guatemala como de los países del Istmo. Contando con un número de más de 30000 personas el día 4 de marzo de 1920.



El 9 de abril la Asamblea decide suspender al tirano Manuel Estrada Cabrera que hace una resistencia armada. Marti colabora fusil en mano en el derrocamiento de dictador que es sucedido por el diputado Carlos Herrera y luego por el General José María Orellana que ordena la detención de los extranjeros residentes, el revolucionario salvadoreño es expulsado al Salvador y de ahí a Nicaragua hasta que regresa clandestinamente a su país.


El Salvador estaba pasando una temporada de tensión política, en ese tiempo se produce la matanza de un grupo de mujeres que estaban a favor del doctor Miguel Tomás Molina conteniente del doctor Alfonso Quiñonez Molina, vinculado al nepotismo por fuertes lazos políticos y a la oligarquía por su matrimonio con una hermana de los dos ex-presidentes Meléndez, quienes se habían venido turnando en el poder.


Gana Quiñones las elecciones y el comunista Martí se encuentra en Nicaragua desde donde se traslada hacia su tierra natal desde donde organiza a la Federación Regional de Trabajadores del Salvador desde el año de 1925 hasta 1928.
Ese año toma contacto en Nueva York con la Línea Antiimperialista de las Américas que le indica ponerse en contacto en Nicaragua con Sandino y junto a cinco obreros; José Adán González, Luis Mariona y Guillermo Ajuria y otros dos compañeros; se une a la lucha del prócer nicaragüense en contra de los yanquis invasores. Marti fue miembro del Estado Mayor Internacional de Sandino y su Secretario Privado, obteniendo igualmente el grado de Coronel. El salvadoreño era un gran conocedor de la problemática centroamericana y eso ayudaría al movimiento de Sandino logrando además de que se conociera internacionalmente.


Los 12 mil marines con sus aviones y bombas no pudieron vencer a Sandino y sus hombres que combatían una larga lucha de guerrillas, junto a los nicaragüenses combatieron la Brigada Internacional, en la cual sobresalieron: Farabundo Martí (salvadoreño), Esteban Pavletich (peruano), Carlos Aponte (venezolano), Gregorio Urbano Gilbert (dominicano) y el general José María Jirón Ruano (guatemalteco).

Farabundo Marti compartió la lucha con sus compañeros nicaragüenses y tuvo que soportar los bombardeos yanquis en las húmedas selvas nicaragüenses. Varias veces tuvo que suspender su trabajo como Secretario de Sandino para disparar desde las copas de los arboles a la aviación norteamericana en la selva de la Segovias.


En el año de 1929 Marti se separa de los guerrilleros nicaragüenses, para dar a conocer la lucha de Sandino en México y es nombrado Líder Latinoamericano del Socorro Rojo Internacional, que era una organización para enfrentar el fascismo. Ya en el Salvador Farabundo se convierte en corto tiempo en líder en la lucha popular y obrera que era dirigida por el Partido Comunista y la federación regional de Trabajadores del Salvador. Logro incorporar al movimiento elementos de la clase media salvadoreña.


Las protestas aumentaron en el país y la represión creció, el Partido Comunista Salvadoreño se pone al frente de los obreros y de los campesinos, en el año de 1930 Farabundo era conocido internacionalmente como un antiimperialista. A finales de ese año es deportado nuevamente, esta vez a la Florida pero se negó a desembarcar y es llevado a Nicaragua, en el puerto de Corinto se fuga y regresa al Salvador que se encontraba sumergida en protestas contra la opresión y persecución política, el desempleo, el hambre y la pobreza.


Los terratenientes explotaban a los campesinos de una manera abrumadora pagándole con fichas en vez de con dinero. Farabundo y sus hombres en tres meses organizar sindicalmente a 80.000 trabajadores agrícolas.
El descontento en la población salvadoreña es grande y el Partido Comunista acordó el 20 de marzo celebrar el “Día de los Desocupados”, se aprovecharía para pedir al gobierno pan y trabajo, el seguro social para los desocupados, por cuenta del Estado y de los patronos, comprendiendo una cuota para los sin trabajo y sus familias. La represión no se hizo esperar y otra vez el líder salvadoreño es detenido y acusado de agitador es encarcelado en la Penitenciaria Central donde comienza una huelga de hambre.


Desde ese momento la población salvadoreña realiza protestas para lograr la liberación de su líder. Marti es expulsado a Guatemala. El régimen salvadoreño se derrumba y a los pocos días el Salvador sufre un golpe de estado dado por oficiales de baja graduación que lo justifican por el derecho a rebelión que aparece en la Constitución. Después del golpe se realizan dos consultas electorales, la elección de Consejos Municipales en todo el país --el día 3 de enero-- y la elección de nuevos diputados a la Asamblea Legislativa --durante los días 10, 11 y 12 de enero. De manera que no resulta difícil presumir que entre otros propósitos inconfesados e inmediatos de los golpistas estaba el de frustrar o impedir cualquier triunfo de las fuerzas de izquierda en las urnas electorales. En los sitios en donde el Partido Comunista participo no se le reconoce el triunfo anulando las elecciones. Eso enardece la población y en las elecciones para diputado se realizan con una gran abstención. El Salvador se encuentra sumergido en una gran crisis.

Campesinos e indígenas se levantan en contra del régimen el 22 de enero de 1932 con armas fusiles, que de por cierto habían sido donados por simpatizantes del gobierno derrocado, armados con machetes, aperos de labranza y pocas armas de fuego, escopetas en su mayoría se enfrentan al ejercito y obtienen el control de poblaciones como Juayúa, Nahuizalco, Izalco y Tacuba, cuarteles como los de Ahuachapan, Santa Tecla y Sonsonate resisten el ataque.


El gobierno desencadena una persecución contra Farabundo y el escondite desde donde se planeaba la insurrección es detectados y el líder salvadoreños junto a Alfonso Luna y Mario Zapata son capturados encontrándoles armas y proclamas llamando a la insurrección. Los detenidos son condenados a muerte por fusilamiento. El día 1 de febrero los ejecutaran, Marti pide, a nombre de sus compañeros, que no se les vende los ojos, que les fusilen de frente disparándoles al pecho. Farabundo grita: Viva el Soco..." que así queda, incompleto.


Caen abatidos los tres héroes del pueblo salvadoreño. Son las siete y cuarto de la mañana. Al contrario de los demás la muerte llega lentamente para el camarada Zapata...Allí cayeron, bajo las balas asesinas del pelotón de fusilamiento, con la dignidad de los titanes revolucionarios.
La represión que desencadena el gobierno es impresionante. Los días 24 y 25, los militares entran en Nahuizalco, Juayúa, Ahuachapán y Tacuba. Los norteamericanos e ingleses armaban buques de guerra para prestar apoyo al general Hernández Martínez; planteándole un desembarco de tropas en La Libertad para ayudar en contra de la insurrección. Con soberbia Hernández Martínez, una vez que se atestigua del éxito de las “Operaciones de Pacificación”, envía a los almirantes yanquis e ingleses un telegrama que dice: “En saludo a honorables comandantes declaramos situación absolutamente dominada fuerzas gobierno El Salvador. Garantizadas vidas propiedades ciudadanos extranjeros acogidos y respetuosos leyes de la República. La paz está establecida en El Salvador. Ofensiva comunista desechada sus formidables núcleos dispersos. Hasta hoy cuarto día de operaciones están liquidados cuatro mil ochocientos comunistas”. El saldo de la rebelión de 1932 fue de entre 5.000 a 30.000 muertos con un igual número de desaparecidos.
La represión de las fuerzas oligárquicas siempre se hicieron sentir en contra del los pueblo que pedían sus derechos más esenciales, mares de sangre se han vertido en nombre de la libertad, en nuestras manos esta poderle legar a nuestros hijos un mundo mejor, pero debemos honrar a los héroes que lograron que estos vientos de cambio sople con fuerza en la América que vivimos.

DECLARACIÓN DEL ENCUENTRO MACROREGIONAL CUMBRE DE LOS PUEBLOS EN PICHANAKI

Exigimos : la salida de Alan García Pérez del gobierno peruano por ser socio de las transnacionales



Declaración de Pichanaki
Nosotras las organizaciones de las Nacionalidades Andinas y Amazónicas, reunidas en Pichanaki los días 14 y 15 de marzo, en la Cumbre Macro Regional de los Pueblos “Juan Santos Atahualpa”, hacemos de conocimiento nuestros Acuerdos:



CONSIDERANDO:



Que el Gobierno de Alan García y sus Ministros vienen decretando reglamentos y legislando y reglamentando la privatización del agua, las tierras, territorios, bosques hidrocarburos, puertos y recursos naturales, así como los servicios educativos y de salud pública, a espaldas del pueblo peruano.



Que el congreso de la República viene abdicando de sus funciones fiscalizadoras y legales, al permitir un inconstitucional y entreguista Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, con Chile y con la Unión Europea ; aprobando la Ley de Aguas privatizadora al servicio de monopolios y operadores privados, permitiendo la vigencia de Decretos Legislativos como los 1064, 1080, 1089, 1090 y otros que favorecen a las empresas transnacionales petroleras, gasíferas, mineras, hídricas y de transgénicos.



Cansados y agotados de todo tipo de diálogos con el gobierno de turno y sus representantes, que solo han servido para distraer, desmovilizar y engañar a la opinión pública, a los Pueblos y Nacionalidades, nos vemos obligados a una acción organizada, pacifica, democrática y constitucional en defensa de los derechos de los peruanos.



Que los pueblos y nacionalidades andinos y amazónicos de la Macro Región Centro del Perú profundo, vemos violados nuestros derechos consuetudinarios, derechos humanos y derechos colectivos, a las tierras, recursos hídricos, forestales y ambiente por el gobierno del “Perro del Hortelano”, que solo está al servicio de los ricos y transnacionales.



ACORDAMOS:



PRIMERO: Exigimos la salida de Alan García Pérez del gobierno peruano por ser socio de las transnacionales.



SEGUNDO: Convocamos a la lucha por una nueva Asamblea Constituyente, que elabore una nueva Carta Magna de estados plurinacionales.

Acordamos una Plataforma Unitaria de los Pueblos Andinos y Amazónicos:

· Hacer respetar los derechos de las comunidades nativas y comunidades campesinas, amparados por las Naciones Unidas, la Organización Nacional del Trabajo y la Constitución Política del Perú.



· Ratificamos nuestros derechos al territorio, tierras, aguas, bosques biodiversidad y recursos naturales.



· Exigimos el retiro inmediato de las transnacionales PETROLÍFERA de Oxapampa, PLUSPETROL en CHANCHAMAYO y SATIPO, REPSOL en RIO TAMBO de la Selva Central.



· Rechazamos la pretendida construcción de la central hidroeléctrica de Paquitzapango en el río Ene, que busca beneficiar al monopolio brasilero.



· Nos adherimos y respaldamos de forma plena a los derechos y demandas de la AGENDA NACIONAL DE LA MUJER INDIGENA ANDINA Y AMAZONICA.



TERCERO: Constituimos la Coordinadora de Pueblos y Nacionalidades Indígenas Andinos y Amazónicos, teniendo como base la Cumbre Macro Regional Centro Andino-Amazónica, que integra a las siguientes organizaciones: Federación Departamental de Comunidades Campesinas y Nativas de Pasco, Frentes de Defensa, Pichanaki, Pangoa Villa Rica, San Ramón, Satipo, Mazamari Chanchamayo Federaciones Agrarias y Comunidades Campesinas, etc.



CUARTO: Decretamos el inicio de la “Huelga Amazónica Andina” (levantamiento y desobediencia civil) a partir del 13 de abril del 2009, en los pueblos de nuestra jurisdicción.



QUINTO: Establecemos una coordinación permanente con las organizaciones y gremios de los diversos sectores como los trabajadores de educación, salud, transportes, comerciantes, empresarios y otros.



Pichanaki, 15 de marzo del 2009.

Cumbre de los Pueblos Juan Santos Atahualpa

LA IMPUNIDAD GALOPA/ GUSTAVO ESPINOZA

LA IMPUNIDAD GALOPA ...
Por Gustavo Espinoza M.

Uno de los capitostes del fujimorato, el general del Ejército Peruano Víctor Malca Villanueva, buscado por los organismos judiciales de diversos países en los últimos años, fue finalmente ubicado en los Estados Unidos, en el Estado de Maryland donde, al parecer, disfrutaba secretamente de jugosas sumas del dinero que hurtó entre 1990 y el año 2002 a la sombra del poder del hoy reo en cárcel Alberto Fujimori Fujimori.

Malca, como se recuerda, fue Ministro de Defensa y Ministro del Interior, en su momento y fue también uno de los “pesos pesados” del régimen más corrupto que conoció el Perú en el siglo pasado. En el año 2001, las autoridades descubrieron que disponía de una cuenta de seis millones de dólares, además de otra de diez millones ubicada en la banca del exterior.



Pero como no todo es pera en dulce, el requerido por la justicia, no fue personalmente ubicado, ni detenido. Pudo ponerse a buen recaudo, probablemente alertado por los mismos que debieron capturarlo, con lo que se confirmó que, en torno al tema, la impunidad galopa.



Y algo parecido ocurre, sin duda en diversos otros casos en los que, procesados por los mismos delitos, han alcanzado su libertad o están en disposición de lograrla, sin que hayan pagado sus culpas.

Víctor Joy Way, por ejemplo, ministro y parlamentario en su momento, goza de la más amplia libertad, aunque no devolvió un centavo de lo que le fue descubierto cuando, de común acuerdo con su esposa, abrió cuentas en el exterior depositando en ellas gruesas sumas de dinero.



Y Ernesto Schutz, el propietario del Canal 5 de la TV, ni se diga. Vive en la paradisiaca Suiza y baja en las tardes, probablemente, a ver la caída del sol en las aguas del lago Leman. Sus socios de aventura –los Crousillat- afrontan algunos problemas aunque el mayor de ellos -el dueño del canal 4- goza de una prisión dorada: desde hace más de seis meses vive internado en una clínica privada en nuestra capital, arguyendo “riesgos de salud”.



Ambos -verdaderos “Zares” de la Televisión peruana- se vendieron ostentosamente al régimen de entonces y recibieron millones de dólares en “la salita del SIN” sin vergüenza alguna.



Y nadie les habría podido enrostrar nada sino hubieses aparecido los famosos “vladivideos”, que desenmascararon a lo más graneado de la “clase dominante”, desde Dionisio Romero hasta los líderes de la CONFIEP, la organización representativa de los grandes empresarios.



Los ministros, los empresarios y los militares robaron a manos llenas el dinero del país. Pero tuvieron la suerte de ser defendidos y protegidos hasta el fin por una pléyade de funcionarios corruptos que sacaron la cara por ellos como si fueran partícipes -y a lo mejor lo fueron- de los latrocinios de toda monta.



Ese fue el caso del núcleo de parlamentarios en el que destacó un quinteto de polendas: Marta Chávez, Luz Salgado, Carmen Lozada, Luisa María Cuculiza y Martha Hildebrandt, la que hoy -para que se mueran de risa todos- fue elegida nada menos que Presidenta de la Comisión de Etica del Congreso de la República. El mismo Congreso, claro, que tiene entre sus integrantes al hermano del dictador -Santiago- y a la hija, Keiko, que jugó el papel de “Primera Dama” entre 1995 y el 2005.



Ni los antiguos ni los actuales congresistas del fujimorato, fueron acusados por los delitos que cometieron. En unos casos se les procesó por causas menores y en otros simplemente se les exculpó con ligereza cómplice para que no sufrieran los rigores del presidio. Se podían quebrar.



La bancada parlamentaria actual es, como lo dijo certeramente ya un analista político, una bancada patrimonial. Allí están el hermano, la hija, el abogado, el empleado, el médico de cabecera, y hasta el músico, orquestados todos en la defensa del patrimonio de la familia.



Y la hija -Keiko- es ciertamente la peor de todas, y la más peligrosa porque ahora se le patrocina como “candidata presidencial” para el 2011 con el apoyo del APRA. Y nadie duda que en una hipotética “segunda vuelta” entre ella y Ollanta Humala -por ejemplo- reciba el voto aluvional de todo los empresariado y el respaldo activo de los más diversos estamentos de la Clase Dominante y sus organizaciones políticas, comenzando por el Partido de García.



Keiko fue convertida -cuando tenía apenas 19 años- en la Primera Dama de la Nación, lo que le permitió disponer de onerosos recursos, pero también hacer una experiencia de gestión que hoy le resulta utilísima.

Susana Higuschi, la madre, dijo que ella era “el diablo”. Y no le faltó razón. En 1993, Susana fue detenida y torturada. Fue confinada en un lóbrego calabozo ubicado en “El Pentagonito”, donde recibió descargas eléctricas, y luego emparedada en Palacio de Gobierno desde donde tuvo que huir para salvar su vida.



Cuando eso ocurrió, Susana denunció el hecho y fue tildada de “loca”, por su marido, el Presidente, y por su hija Keiko, que se apresuró a reemplazarla y ocupar su lugar en la gestión del Estado. Años después, entre el 2001 y el 2006, Susana fue congresista y demostró que estaba en sus cabales, pero jamás fue reconocida por quienes -siendo sus familiares más directos- abusaron perversamente de ella.



Keiko goza ahora de la más amplia cobertura de prensa. Es estrella de la radio y la televisión peruana. Y la prensa escrita la entrevista cada día para que adelante “su programa de gobierno”. Ella sonríe y dice simplemente que pondrá en libertad a su papá porque “es inocente”.



En este escenario, el Presidente García se muestra optimista haciendo uso de la lógica de Voltaire: es decir, tiene la manía de asegurar que todo va bien, cuando todo va mal.



Como lo dijimos recientemente en las páginas de Nuestra Bandera hoy el Perú es escenario de un proceso muy extraño. Como las siete plagas de Egipto, del pandero aprista asoman todas las expresiones de la corrupción más desenfrenada.



Escándalos como el caso del ministro Enrique Cornejo quien cuando fuera titular de Vivienda contrató con entidades de cuyos directorios era miembro; la venta a precios irrisorios de los terrenos de Collique y el desabastecimiento del aeropuerto civil de la zona en provecho de inversionistas chilenos; la desenfrenada comercializació n de futbolistas vendidos como si fueran simple mercancía; el caso del traficante de tierras, Germán Cárdenas León, coludido con altas autoridades del régimen; la liberación de integrantes de peligrosas bandas de secuestradores; el funcionamiento de estructuras vinculadas al sicariato internacional y encargadas de la eliminación de personas; el reconocimiento parlamentario a Magaly Medina, condenada por diversos delitos contra la sociedad; la escandalosa aprobación de la Ley de Aguas y, finalmente, el reingreso al escenario político -en el Año del Búfalo- de Agustín Mantilla Campos gracias a sus declaraciones a través de las cuales amenaza revelar los entretelones de sus oscuros vínculos con la Mafia Fujimorista; son todas expresiones de un mismo rumbo.



Y no tienen más propósito que desmoralizar al conjunto de la sociedad afirmando la idea de que aquí, todo es posible, todo puede ocurrir, y nada debiera sorprender.



Cuando la gente se habitúe a esa idea, entonces el régimen indultará a Fujimori dejando en la impunidad los alevosos crímenes de su administració n.



Así podrá confirmarse aquello de que en el Perú, la impunidad galopa .

¿GUERRA CIVIL EN ESTADOS UNIDOS?/ INMANUEL WALLERSTEIN

Posibilidad de un conflicto de clase como secuela del colapso económico

¿Guerra civil en Estados Unidos?

Por Immanuel Wallerstein (*)
Agence Global, 15/03/09
La Jornada, 21/03/09
Traducción de Ramón Vera Herrera

Nos estamos acostumbrando a toda suerte de rompimientos de tabúes. La prensa mundial se llena de discusiones acerca de si sería buena la idea de nacionalizar los bancos. Ni más ni menos que Alan Greenspan, discípulo de la profetiza superlibertaria del capitalismo del mercado puro, Ayn Rand, dijo recientemente que deberíamos nacionalizar los bancos cada cien años, y que éste podría ser el momento. El senador republicano y conservador Lindsay Graham estuvo de acuerdo con él. El keynesiano de izquierda Alan Blinder discutió los pros y los contras de esta idea. Y aunque piensa que los contras son un poco mayores que los pros, fue propenso a gastar energía intelectual pública en escribir acerca de ello en el New York Times.

Bueno, tras escuchar las propuestas de nacionalización por parte de archiconservadores notables, ahora oímos discusiones serias acerca de las posibilidades de una guerra civil en Estados Unidos.

Zbigniew Brzezinski, apóstol de la ideología anticomunista y asesor en Seguridad Nacional del presidente Carter, apareció en un programa de televisión matutino de entrevistas, el 17 de febrero, donde le pidieron que discutiera algo que había mencionado previamente: la posibilidad de un conflicto de clase en Estados Unidos como secuela del colapso económico mundial.

Brzezinski dijo que el asunto le preocupaba por la perspectiva de que millones y millones de desempleados enfrentaran serias dificultades, gente que se ha vuelto consciente de que la extraordinaria riqueza transferida a unos cuantos individuos no tiene precedente en Estados Unidos.

Le recordó al público que, cuando ocurrió la crisis bancaria masiva en 1907, el gran financiero J. P. Morgan invitó a un grupo de acaudalados financieros a su casa, los encerró en su biblioteca y no los dejó salir hasta que pusieran dinero para un fondo que estabilizara los bancos. Brzezinski dijo: “¿Dónde está la clase adinerada de hoy? ¿Por qué no están haciendo algo si son la gente que ganó miles de millones?

Si no hacen algo sobre una base voluntaria, dijo Brzezinski, va a ocurrir un conflicto creciente entre las clases y si la gente está desempleada y realmente sufriendo, ¡puede incluso haber motines!

Casi simultáneamente, una agencia europea llamada LEAP–Europe que publica boletines europeos globales confidenciales para sus clientes –políticos, servidores públicos, hombres de negocios e inversionistas– dedicó su número de febrero a la dislocación geopolítica global. El informe no pinta un retrato agradable. Discutió la posibilidad de una guerra civil en Europa, en Estados Unidos y en Japón. Previó una estampida generalizada que puede conducir a choques, a semiguerras civiles.

Los expertos dan algunos consejos: “Si su país o región es una zona donde hay una disponibilidad masiva de armas, lo mejor que puede usted hacer es… abandonar la región, si eso es posible”.

El único de estos países que concuerda con la descripción de disponibilidad masiva de armas es Estados Unidos. El director de LEAP–Europe, Franck Biancheri, apuntó que hay 200 millones de armas en circulación en Estados Unidos, y la violencia social ya es manifiesta a través de las pandillas. Los expertos que escribieron el informe aseguran que ya existe una emigración de estadounidenses hacia Europa, porque es ahí donde el peligro físico se mantendrá marginal.

Si Brzezinski confía en que emerja otro J. P. Morgan en Estados Unidos que haga entrar en razón a la clase adinerada, el informe de LEAP–Europe ve una última oportunidad en la sesión del 2 de abril del G–20 en Londres, siempre y cuando los participantes lleguen con un plan convincente y audaz.

Estos análisis no provienen de intelectuales de izquierda o de movimientos sociales radicales. Son la expresión abierta de los miedos de analistas serios que son parte del establishment existente en Estados Unidos y Europa. Los tabúes verbales se quiebran únicamente cuando tales personas están en verdad atemorizadas. El punto de romper tabúes es intentar una acción rápida que sea significativa –el equivalente a cuando J. P. Morgan encerró a los financieros en su casa, en 1907–.

Pero, era más fácil en 1907.


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(*) Immanuel Wallerstein, sociólogo e historiador estadounidense, continuador de la corriente iniciada por Fernand Braudel, es ampliamente conocido por sus estudios acerca de la génesis y transformaciones históricas del capitalismo. Su monumental trabajo "El moderno sistema mundial", cuyo primer tomo publicó en 1976, analiza el desarrollo del capitalismo como "economía–mundo". Actualmente es Senior Research Scholar en la Yale University. En el 2003 publicó “The Decline of American Power: The U.S. in a Chaotic World” (New Press).

jueves, 19 de marzo de 2009

EL NUEVO CONSENSO CAPITALISTA EN CIERNES/ WALDEN BELLO

El nuevo consenso capitalista en ciernes
Walden Bello
13 January 2009
Las elites económicas y políticas empiezan a converger en una especie de solución global de tipo socialdemócrata como solución de la presente crisis económica. Pero necesitamos algo más que una gestión social, sostiene Walden Bello: deberíamos aspirar a modelos de organización social que apunten a la igualdad y al control democrático-participatorio de la economía, tanto a escala nacional como a escala planetaria.



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No resulta sorprendente que el rápido deterioro de la economía global, combinado con la llegada a la presidencia de los EEUU de un liberal de izquierda afroamericano, haya hecho concebir entre millones de personas la esperanza de que el mundo se halla en el umbral de una nueva era. Es verdad que algunos de los nombramientos recientes de Obama –señaladamente, el del exsecretario del Tesoro, Larry Summers, para dirigir el Consejo Económico Nacional, el de Tim Geithner, jefe del Comité de la Reserva Federal de Nueva York, para desempeñar el cargo de secretario del Tesoro y el del antiguo alcalde de Dallas, Ron Kirk, para Comercio— han despertado cierto escepticismo. Pero la sensación de que las vetustas fórmulas neoliberales están de todo punto desacreditadas ha convencido a muchos de que el nuevo liderazgo demócrata en la economía más grande del planeta romperá con las políticas fundamentalistas de mercado imperantes desde comienzos de los 80.

Ni que decir tiene que una cuestión importante pasa por saber hasta qué punto la ruptura con el neoliberalismo será decisiva y definitiva. Sin embargo, otras cuestiones apuntan al corazón mismo del capitalismo. La propiedad pública, la intervención y el control, ¿se ejercerán simplemente para estabilizar al capitalismo, para luego devolver el control a las elites empresariales? ¿Veremos una segunda ronda de capitalismo keynesiano, en la que el Estado, las elites granempresariales y las organizaciones sindicales colaborarán sobre una base de política industrial, crecimiento y salarios elevados (aunque, esta vez, con una dimensión verde añadida)? ¿O asistiremos al comienzo de una serie de alteraciones fundamentales en la propiedad y el control de la economía en una dirección más popular? El sistema global del capitalismo pone, ciertamente, límites al alcance de las reformas, pero ningún otro momento del pasado medio siglo han sido esos límites más fluidos e inciertos.

El presidente francés Nicolas Sarkozy ya ha hecho su apuesta: tras declarar que "el capitalismo de laissez-faire ha muerto", ha creado un fondo de inversiones estratégicas de 20 mil millones de euros para promover la innovación tecnológica, mantener en manos francesas los sectores industriales avanzados y conservar puestos de trabajo. "El día en que dejemos de construir trenes, aviones, automóviles y barcos, ¿qué quedará de la economía francesa?!, se preguntaba retóricamente hace pocos días. "Recuerdos. Pero yo no quiero que Francia se convierta en una mera reserva turística". Este tipo de política industrial agresiva, pensada para atraerse a la clase obrera blanca tradicional, podría ir de la mano de las políticas antiinmigratorias excluyentes con las que ha solido asociarse al presidente francés.

Socialdemocracia global

Sin embargo, un nuevo keynesianismo nacional conforme a las líneas de Sarkozy no es la única alternative de que disponen las elites. Dada la necesidad de legitimación global para promover sus intereses en un mundo cuyo equilibrio de poder se está desplazando hacia el Sur, a las elites occidentales podría resultarles más atractivo un vástago de la socialdemocracia europea y del liberalismo New Deal que podríamos llamar "Socialdemocracia Global", o SDG.

Antes incluso de que se desarrollara por completo la actual crisis financiera, los partidarios de la SDG ya habían empezado a adelantarla como una alternativa a la globalización neoliberal, respondiendo a las cuitas y a las tensiones provocadas por esta última. Una personalidad vinculada a la SDG es el actual primer ministro británico, Gordon Brown, quien encabezó la respuesta europea al desplome financiero abogando por la nacionalización parcial de los bancos. Considerado por mucha gente el padrino de la campaña "Convirtamos la pobreza en historia" en el Reino Unido, Brown, siendo todavía el canciller de finanzas británico, propuso lo que llamó una "capitalismo fundado en la alianza" entre el mercado y las instituciones estatales, capaz de reproducir a escala global lo que, según él, habría hecho Franklin Delano Roosevelt a escala económica nacional, a saber: "garantizar los beneficios generados por el mercado y, a la par, domar los excesos de éste". Se trataría, según Brown, de un sistema que "incorporaría todos los beneficios de los mercados y de los flujos de capitales globales, minimizaría los riesgos de crisis y desplomes, maximizaría las oportunidades de todos y sostendría a los más vulnerables. Significaría, en una palabra, restaurar, a escala económica mundial, el empeño y los elevados ideales públicos".

En la articulación de un discurso socialdemócrata global se ha unido a Brown un heterogéneo grupo formado, entre otros, por el economist Jeffrey Sachs, George Soros, el antiguo secretario general de la ONU Kofi Annan, el sociólogo David Held, el Premio Novel Josph Stiglitzy hasta Bill Gates. Hay entre ellos, huelga decirlo, diferencias de matiz, pero la dirección de sus perspectivas es la misma: traer un orden social reformado y lograr la revitalización del consenso en torno al capitalismo global.

Entre las posiciones clave avanzadas por los partidarios de la SDG están las que siguen:



La globalización es esencialmente beneficiosa para el mundo; los neoliberales simplemente han arruinado la gestión de la misma y la tarea de venderla a la opinión pública.


Es urgente salvar rescatar la globalización, arrancádola ed las manos neoliberales: porque la globalización es reversible, y lo cierto es que podría haber empezado ya el proceso de su reversión.


El crecimiento y la equidad pueden entrar e conflicto, en cuyo caso hay que dar primacía a la equidad.


Es posible que el libre comercio no sea beneficioso a largo plazo, y es posible que mantenga en la pobreza a la mayoría; por eso es importante que los acuerdos comerciales estén sujetos a condiciones sociales y medioambientales.


Hay que evitar el unilateralismo y, al propio tiempo, hay que emprender reformas fundamentales de las instituciones y de los acuerdos multilaterales, un proceso que podría entrañar la liquidación o la neutralización de varios de ellos, como el Acuerdo Comercial para los Derechos de Propiedad Intelectual (TRIP, por sus siglas en inglés) establecido en el marco de la Organización Mundial de Comercio.


La integración social global, o la reducción de las desigualdades dentro de las naciones y entre las naciones, debe ir de la mano de la integración del mercado global.


La deuda global de los países en vías de desarrollo ha de ser cancelada, o al menos, drásticamente reducida, a fin de que los ahorros puedan usarse para estimular a la economía local, contribuyendo así a la reflación global.


La pobreza y la degradación medioambiental son tan graves, que hay que poner por obra una programa masivo, una especie de "Plan Marshall" del Norte para las naciones del Sur en el marco de los "Objetivos de Desarrollo del Milenio".


Hay que lanzar una "Segunda Revolución Verde", particularmente en África, a través de la generalizada adopción de las semillas genéticamente modificadas.


Hay que dedicar grandes inversiones para poner a la economía global en una senda medioambientalmente más sostenible, y los gobiernos deben encabezar esos programas ("keynesianismo verde" o "capitalismo verde").


Las acciones militares para resolver problemas deben preterirse a favor más bien de la diplomacia y del "poder blando", pero deben mantenerse las intervenciones militares humanitarias en situaciones de genocidio.


Los límites de la Socialdemocracia Global

La Socialdemocracia Global no ha merecido hasta ahora demasiada discusión crítica, tal vez porque el grueso de los progresistas siguen empeñados en la última guerra, esto es, la guerra contra el neoliberalismo. Pero hacer su crítica es urgente, y no solo porque la SDG es el más candidato más probable como sucesor del neoliberalismo. Más importante aún es el hecho de que, aun cuando la SDG tiene algunos elementos positivos, tiene también, como su antecesor, el paradigma socialdemócrata de impronta keynesiana, bastantes rasgos problemáticos.

Comencemos por resaltar los problemas que presentan cuatro elementos centrales de la perspectiva SDG.

Primero: la SDG comparte con el neoliberalismo el sesgo favorable a la globalización, diferenciándose sólo por su promesa de promover una globalización mejor que la de los neoliberales. Eso, sin embargo, monta tanto como decir que basta añadir la dimensión de la "integración social global" para que un proceso que es intrínsecamente destructor y desbaratador, tanto social como ecológicamente, resulte digerible y aceptable. La SDG parte del supuesto de que las gentes quieren realmente formar parte de una economía global funcionalmente integrada en la que desaparezcan las barreras entre lo nacional y lo internacional. Sin embargo, ¿acaso no preferirían formar parte de economías sometidas a control local? ¿No es más cierto que preferían poner coto a los caprichos y extravagancias de la economía internacional? En realidad, la actual trayectoria descendente de las economías interconectadas confirma la validez de una de las críticas básicas al proceso de globalización por parte del movimiento antiglobalización.

Segundo: la SDG comparte con el neoliberalismo la preferencia por el mercado como mecanismo principal de producción, distribución y consumo, diferenciándose fundamentalmente por su insistencia en el papel del Estado a la hora de corregir los fallos del mercado. El tipo de globalización que el mundo necesita, según Jeffery Sachs en su libro The End of Poverty [El final de la pobreza], pasaría por "represar… la formidable energía del comercio y la inversión, reconociendo y corrigiendo las limitaciones mediante una acción colectiva compensatoria". Eso es harto distinto de sostener que la ciudadanía y la sociedad civil deben tomar las decisiones económicas clave, limitándose el mercado y la burocracia estatal a no ser sino mecanismos de ejecución de la toma democrática de decisiones.

Tercero: la SDG es un proyecto tecnocrático, con expertos excogitando y llevando a término reformas sociales desde arriba, no un proyecto participativo en el que las iniciativas discurren de abajo arriba.

Y cuarto: la SDG, aun si crítica con el neoliberalismo, acepta el marco del capitalismo monopolista, que descansa, básicamente, en el beneficio dimanante de la extracción explotadora de plusvalía procedente del trabajo, que va de crisis en crisis por sus inherentes tendencias a la sobreproducción y que, con su búsqueda de rentabilidad, tiende a chocar con los límites medioambientales. Lo mismo que el keynesianismo tradicional a escala nacional, la SDG busca, a escala global, un Nuevo compromiso de clase que vaya de la mano de nuevos métodos para contener o minimizar la tendencia a las crisis consubstancial al capitalismo. Así como la vieja socialdemocracia y el New Deal trajeron estabilidad al capitalismo a escala nacional, la función histórica de la SDG es mitigar las contradicciones del capitalismo global contemporáneo y relegitimar al mismo tras la crisis y el caos dejados por el neoliberalismo. En su misma raíz, la SDG tiene que ver con un problema de gestión social.

Obama tiene el talento de tender puentes entre discursos políticos diferentes. Es, asimismo, una tabula rasa en lo tocante a economía. Como Roosevelt en su día, no está atado a fórmulas del ancien régime. Es un pragmático, cuyo criterio clave es el éxito en la gestión social. Como tal, se halla en una posición única para encabezar esa ambiciosa empresa reformista.

La izquierda debe despertar

Mientras la izquierda estaba embarcada en una Guerra sin cuartel al neoliberalismo, el pensamiento reformista iba calando entre círculos reformistas del establishment. Y ese pensamiento está ahora a pique de convertirse en política: la izquierda debe redoblar sus esfuerzos para estar a la altura. No es sólo cosa de pasar de las críticas a las propuestas constructivas. El reto es superar los límites puestos a la imaginación política de la izquierda por la combinación de la agresividad del desafío neoliberal en los años 80 con el colapso de los regímenes de socialismo burocrático a comienzos de los 90. La izquierda debería ser capaz, de nuevo, de atreverse a aspirar a modelos de organización social que apuntaran sin reservas a la igualdad y al control democrático-participatorio tanto de la economía nacional como de la economía global, condiciones necesarias para la emancipación individual y colectiva.

Lo mismo que el viejo régimen keynesiano de posguerra, la SDG tiene que ver con la gestión social. En cambio, la perspectiva de la izquierda es la liberación social.


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Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South.

Traducción para www.sinpermiso.info: Mínima Estrella

IR MAS ALLA DEL CAPITALISMO/ ENTREVISTA CON WALDEN BELLO

Ir más allá del capitalismo
Entrevista con Walden Bello. Por Alejandro Kirk
IPS Terra Viva, 29 January 2009
El Foro Social Mundial (FSM), reunido esta semana en Brasil, tiene la tarea urgente de proponer soluciones alternativas para la crisis mundial del capitalismo, e impulsar un control democrático de la economía y el Estado en todo el planeta, dice Walden Bello.



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El editor de TerraViva, Alejandro Kirk, dialogó con Bello.

Alejandro Kirk: En el contexto de la actual crisis mundial, ¿cuál es la tarea más relevante del FSM?

Walden Bello: Estamos en una coyuntura histórica muy crítica, en la que el capitalismo neoliberal se está deshaciendo. Pienso que el FSM es un sitio donde deberían tener lugar discusiones muy serias, en términos de anticipar la probable respuesta del capitalismo global, así como impulsar alternativas a la crisis actual. Debemos poner realmente la tarea del FSM en el contexto de la crisis mundial, verdaderamente masiva.

Kirk: ¿Así que Belém será un escenario crucial para el futuro del FSM?

Bello: Sí, definitivamente. En este punto será fundamental para la sociedad civil mundial responder a esta crisis, más allá de la clase de soluciones para la estabilización que se están empezando a ver en Europa y Estados Unidos.

Las elites capitalistas ya están yendo más allá del neoliberalismo de muchas maneras, así que pienso por un lado que en Belém será realmente importante llegar a un consenso sobre la crisis del capitalismo, y deberíamos tener discusiones muy serias sobre cómo ir más allá de (esas) soluciones. Pienso que necesitamos proponer alternativas desde dentro del sistema, como una expansión de la democracia social, por ejemplo.

Kirk: ¿Cómo puede el FSM llegar a semejante respuesta y cómo puede implementarla?

Bello: En Belém se necesita identificar no sólo una crisis del neoliberalismo, sino una crisis del capitalismo. En el modo de producción capitalista, las raíces de la crisis son dinámicas. La alternativa a eso es algo que necesitamos abordar seriamente.

Realmente necesitamos enmarcar nuestras respuestas en términos de valores universales comunes, como la cuestión de la justicia y de la equidad, crear una alternativa que realmente se preocupe por el bienestar de la gente. Pienso que el debate en Belém será muy crítico en ese sentido.

En cuanto a la implementación, hay que ser bastante innovadores. Necesitamos vincular sólidamente nuestro movimiento en diferentes países, interactuando con respecto a las alternativas que se promueven. No puede ser fácil, pero este compartir experiencias e ideas y crear redes es algo en lo que el foro jugará un rol fundamental.

Kirk: En sus escritos, usted parece evitar términos clásicos como "socialismo", "revolución" y afines para describir a la clase de sociedad a la que aspira el FSM.

Bello: No rehúyo tanto de articular la alternativa. (Queremos) democratizar la propiedad de los medios de producción. Ya sea que uno llame a eso socialismo o democracia popular, o socialismo democrático, de lo que uno realmente está hablando es de un control democrático de la economía.

Necesitamos mirar la posible articulación de economías combinadas, con diferentes sistemas de propiedad dentro de la economía, lo que probablemente incluirá empresas sociales, cooperativas, empresas privadas y estatales.

Ésa es una dimensión. Otra es la cuestión de volver a centrarse en la economía interna, en el desarrollo económico nacional en vez de en los mercados exportadores. Estaríamos hablando sobre la importancia crítica de la equidad, de mecanismos bastante fuertes de ingresos y redistribución. Y sobre una alternativa ecológicamente sostenible. No quiero usar el término "socialismo" porque hay ciertas connotaciones sobre de qué se trata el socialismo que devuelven la imagen de Europa oriental.

Kirk: ¿Hay algo similar a esto que esté ocurriendo en alguna parte del mundo precisamente ahora?

Bello: Estamos viendo esfuerzos coherentes con esta línea en varios países, ciertamente en Bolivia, Ecuador y Venezuela. Por supuesto que cada proceso tiene sus propias particularidades y dinámica.

Yo diría que a medida que la crisis se profundiza --y pienso que estamos en las etapas iniciales de esta crisis-- los esfuerzos de la gente van a ir más allá de los muy tradicionales mecanismos de estabilización ahora en curso. Así que imagino que veremos cada vez más de estos esfuerzos, por el control democrático y la participación.

Kirk: En este proceso, ¿los países en desarrollo asumen el liderazgo y el Norte industrializado se queda rezagado?

Bello: Yo no diría eso. Pienso que la gente todavía está aturdida por la crisis, especialmente en Estados Unidos, Europa y Japón. La crisis se mueve muy, muy rápidamente. Yo no descontaría el surgimiento de movimientos populares en estas áreas.

Kirk: También está el riesgo de reacciones de la derecha radical, como las de Francia e Italia.

Bello: Eso es definitivamente una posibilidad. Lo que vamos a ver es tres posibilidades: una radicalización hacia la izquierda, una radicalización hacia la derecha --y éste es un gran peligro en el Norte, en lugares como Italia y Francia-- o simplemente la parálisis. Así que no hay garantías de que las alternativas progresistas vayan a crecer. Los progresistas, con su conocimiento de la sociedad y su estrategia, deben luchar por su hegemonía.

Kirk: Hace poco usted escribió que la balanza global del poder se está inclinando hacia el Sur en desarrollo.

Bello: Lo que quiero decir es que en la última década hemos visto el debilitamiento de los centros económicos tradicionales. Vimos que Estados Unidos ingresó en esta forma de capitalismo guiada por el consumo y las finanzas, financiada por China. El crédito chino ha mantenido a la economía estadounidense funcionando.

En los últimos 10 a 15 años, países como Brasil, China e India se han convertido en actores económicos relativamente más fuertes, con el cambio de puestos laborales y capital. Se han vuelto los acreedores del Norte. Eso es lo que quiero decir en términos de equilibrio de poder. No estoy diciendo que se hayan convertido en el nuevo centro. El Norte continúa siendo el poder hegemónico, especialmente Estados Unidos.

Kirk: ¿Es esto positivo para la clase de esfuerzo que usted exige?

Bello: Depende. Sobre todo, cuanto menos hegemónicos se vuelven los países del Norte y cuanto más poder se difunde hacia el sistema mundial, pienso que es un hecho positivo. Por otro lado, hay que darse cuenta de que estas economías (del Sur) están controladas de muchas maneras por una elite capitalista. Por ejemplo, (la elite) de China es menos responsable que, digamos, la elite de Estados Unidos.

Kirk: En este contexto, ¿cómo ve el ataque israelí contra Gaza?

Bello: Desde el primer momento he sostenido que hay ciertas luchas clave sobre las que el FSM debe adoptar una posición muy fuerte. Definitivamente, la cuestión palestina es una de ellas. El FSM debería condenar a Israel y apoyar el derecho de los palestinos a su propio Estado, apoyando el derecho de regreso de los palestinos a lo que ahora es Israel.

Yo realmente siento que el FSM ya no puede decir que simplemente queremos brindar un techo para que tengan lugar las discusiones. Siempre he dicho que esa clase de postura académica terminará disipando el espíritu del FSM, y pienso que eso ya ha ocurrido, hasta cierto punto.

Reforzar realmente su alma y continuar proporcionando una fuerte energía en apoyo de los movimientos de la sociedad civil, la cuestión palestina y Afganistán, la cuestión del capitalismo, son temas en los que el FSM debe adoptar una posición muy fuerte.

Kirk: Tal enfoque demanda una estructura permanente.

Bello: Sí, pensamos que deberíamos hallar maneras de volver al Consejo Internacional un organismo más responsable. El problema con él es que se trata principalmente de un grupo de debate más que de una entidad con poderes efectivos para hacer avanzar la lucha.

Uno de los problemas del FSM es que no hay un sentido de acumulación de lecciones de uno a otro. Ése es el desafío. Pero pese a todas las debilidades del FSM, todavía es un mecanismo muy importante para que la sociedad civil global pueda influir en el curso de los acontecimientos mundiales.


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Este informe fue publicado por TerraViva, un periódico independiente de IPS, en el Foro Social Mundial de Belém, Brasil.

jueves, 12 de marzo de 2009

FUJIMORI CULPABLE!!!


OFICIO CIRCULAR Nº 010-2009-PROYECTO PUEBLO.-
SEÑOR (A)(ITA):
ASUNTO: INVITAMOS A MOVILIZACION CONTRA LA IMPUNIDAD Y EN DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS. 12 DE MARZO 2.00 p.m. –plazoleta Espinar
CIUDAD.-
Tenemos a bien dirigirnos a Ud., para saludarlo cordialmente y, al mismo tiempo, manifestarle lo siguiente.
Que, estando próxima la sentencia contra el ex dictador Alberto Fujimori, por los crímenes de Barrios Altos y La Cantuta, para quien el Ministerio Público ha solicitado 30 años de prisión, consideramos que esta es una histórica oportunidad de hacer justicia a las miles de familias y al pueblo peruano que sufrimos el terror y el horror de ver como el Estado Peruano fue convertido en una herramienta de violación de derechos humanos, no respetando ni siquiera la vida de mujeres, ancianos ni niños; razón por la cual la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, la CGTP, la CCP, CONACAMI, la Asociación Nacional de Centros, los familiares de las víctimas de Barrios Altos y La Cantuta, la Coordinadora Nacional de Frentes Regionales del Perú-CONAFREP, Y en el caso del Cusco APORVIDA ESTAN CONVOCANDO PARA EL 12 DE MARZO 2009 una GRAN MOVILIZACION NACIONAL CONTRA LA IMPUNIDAD, la misma que también se debefectura en el Cusco, por lo cual INVITAMOS a la organización e institución que usted representa para ejercer nuestro derecho a demandar sanción para los violadores de derechos humanos y NO A LA IMPUNIDAD.
DIA: JUEVES 12 DE MARZO 2009.
HORA: 2.00 P.M.
LUGAR : PLAZOLETA ESPINAR.
Se ruega concurrir con su respectiva banderola y con lemas alusivos a los derechos humanos, pidiendo sanción a los violadores de derechos humanos y contra la impunidad.
Atentamente,

SERGIO SULCA CONDORI ADOLFO MAMANI TICONA Secretaria General secretaria de trabajo electoral
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